160
1948 |
Estados Unidos
Call Northside 777
Yo creo en ti
Director: Henry Hathaway
Reparto: Helen Walker, Howard Smith, James Stewart, Lee J. Cobb, Richard Conte
Periodismo como tema: Central
IMDB: 7,4/10 |
Letterdbox: 3,4/5
En 1932, un policía es asesinado y Frank Wiecek es condenado a cadena perpetua por el hecho. Once años después, un anuncio en el periódico de la madre de Frank lleva a un reportero de Chicago a investigar el caso.
La sufrida madre de un joven que lleva once años preso por el asesinato de un policía pone un aviso en un diario ofreciendo una recompensa a quien le dé la información que permita descubrir al verdadero criminal. El caso despierta el interés del editor del Chicago Times, que llama al periodista P.J. McNeal (James Stewart) y pide que lo cubra. Lo que al principio es cinismo y desinterés pronto se convierte en una causa importante para McNeal, que investiga el caso con paciencia, tenacidad y algunas prácticas reñidas con la ética periodística en pos del objetivo final.
“¿Me ayudará?”, le pregunta la madre de Frank Wiecek, el hombre condenado. “Me temo que no. Solo soy un periodista que escribe artículos”, contesta McNeal con escepticismo. La mujer trabaja limpiando edificios y desde la sentencia que sufrió su hijo ahorra cada centavo para poder publicar avisos en el diario. El reportero escribe la historia con más oficio que corazón y pronto se acumulan las cartas y los llamados telefónicos en la redacción. Hasta su esposa lo elogia y le dice que escribió una historia hermosa, llena de sentimientos. Pero McNeal descalifica su artículo como un simple folletín: “A ustedes las mujeres les encanta lo sentimental”, responde con sequedad.
Sin embargo, su editor -interpretado por el legendario Lee J. Cobb- le pide que siga el caso y genere una serie de notas. El periodista entrevista al joven en prisión, a su ex mujer y a otros hombres involucrados, mientras la repercusión aumenta y el diario pone toda la tecnología disponible al servicio de la historia: desde una pequeña cámara fotográfica que le permite a McNeal registrar los archivos policiales hasta un incipiente detector de mentiras (que aparece en la película operado por su inventor, Leonarde Keeler). La cobertura comienza a generar malestar en los poderes estatales, pero la trama no termina de profundizar su crítica contra la corrupción policial. “Mira, Frank, es algo grande cuando un estado soberano admite un error. Pero recuerda esto: no hay muchos gobiernos en el mundo que lo harían”, dice McNeal. Aquí lo que se pone en juego es el valor de la prensa como contrapoder y el rol de un periodista detectivesco que defiende los derechos civiles ante fallas circunstanciales del sistema democrático.
El director Henry Hathaway narró la historia con un estilo seco y realista, casi sin música incidental. Fue la primera película de Hollywood que se rodó en escenarios del estado de Illinois y, al comienzo del filme, una leyenda señala que se utilizaron, siempre que fue posible, los lugares reales asociados con la trama. El guión está basado en una serie de artículos de James P. McGuire, reportero del Chicago Times, que se desempeñó como asesor técnico y sirvió de inspiración para el personaje interpretado por James Stewart. Décadas más tarde, Clint Eastwood abordaría una historia similar en True Crime (1999).
“¿Me ayudará?”, le pregunta la madre de Frank Wiecek, el hombre condenado. “Me temo que no. Solo soy un periodista que escribe artículos”, contesta McNeal con escepticismo. La mujer trabaja limpiando edificios y desde la sentencia que sufrió su hijo ahorra cada centavo para poder publicar avisos en el diario. El reportero escribe la historia con más oficio que corazón y pronto se acumulan las cartas y los llamados telefónicos en la redacción. Hasta su esposa lo elogia y le dice que escribió una historia hermosa, llena de sentimientos. Pero McNeal descalifica su artículo como un simple folletín: “A ustedes las mujeres les encanta lo sentimental”, responde con sequedad.
Sin embargo, su editor -interpretado por el legendario Lee J. Cobb- le pide que siga el caso y genere una serie de notas. El periodista entrevista al joven en prisión, a su ex mujer y a otros hombres involucrados, mientras la repercusión aumenta y el diario pone toda la tecnología disponible al servicio de la historia: desde una pequeña cámara fotográfica que le permite a McNeal registrar los archivos policiales hasta un incipiente detector de mentiras (que aparece en la película operado por su inventor, Leonarde Keeler). La cobertura comienza a generar malestar en los poderes estatales, pero la trama no termina de profundizar su crítica contra la corrupción policial. “Mira, Frank, es algo grande cuando un estado soberano admite un error. Pero recuerda esto: no hay muchos gobiernos en el mundo que lo harían”, dice McNeal. Aquí lo que se pone en juego es el valor de la prensa como contrapoder y el rol de un periodista detectivesco que defiende los derechos civiles ante fallas circunstanciales del sistema democrático.
El director Henry Hathaway narró la historia con un estilo seco y realista, casi sin música incidental. Fue la primera película de Hollywood que se rodó en escenarios del estado de Illinois y, al comienzo del filme, una leyenda señala que se utilizaron, siempre que fue posible, los lugares reales asociados con la trama. El guión está basado en una serie de artículos de James P. McGuire, reportero del Chicago Times, que se desempeñó como asesor técnico y sirvió de inspiración para el personaje interpretado por James Stewart. Décadas más tarde, Clint Eastwood abordaría una historia similar en True Crime (1999).
Manuel Barrientos y Federico Poore