
156
1937 |
Estados Unidos
Love is News
Amor y periodismo
Director: Tay Garnett
Reparto: Don Ameche, Loretta Young, Tyrone Power
Periodismo como tema: Central
IMDB: 7,0/10 |
Letterdbox: 3,4/5
Un periodista famoso por entrometerse en la vida privada de las figuras de la alta sociedad recibe un poco de su propia medicina cuando una joven heredera anuncia que se casará con él, convirtiéndolo así en objeto del escarnio público.
El periodista Steven Leyton (Tyrone Power) es famoso por conseguir primicias a cambio de entrometerse en la vida privada de la alta sociedad. Una de sus víctimas habituales, una joven y millonaria heredera (Loretta Young), decide desquitarse y anuncia que se casará con Leyton. Así el periodista se transforma en el objeto más deseado del periodismo y ve cómo sus colegas se meten en su intimidad.
En el film, el periodista Leyton es representado como un as en el manejo de las fuentes que siempre sobrepasa a sus colegas. Para lograr una primicia siempre apela a engaños y se hace pasar por responsable de la seguridad o por un abogado y así acceder a las fuentes de primera mano. Sin embargo, no miente en sus notas. La relación con su fuente principal (Young) es de desconfianza y de engaño y manipulación mutua. Con todo, el cruce de esa frontera tiene vuelta atrás y, de hecho, termina concretándose el amor entre ellos. El periodista pertenece claramente a una clase social más baja que sus fuentes. De hecho, se observa varias veces a Leyton contar monedas porque no llega a pagar sus cuentas. Y vive en la pieza de una pensión, con una cama que debe desplegar de la pared, ante el carácter minúsculo de la habitación.
En la película el dinero se tematiza de manera permanente. Su editor ofrece y desofrece de manera permanente aumentos salariales; la heredera filtra a la prensa que le regalará un millón de dólares para sellar el compromiso con Leyton; al periodista le ofrecen 12 mil dólares para hacer una serie de funciones en las que cuente su romance con la millonaria; el juez le cobra una fianza de cinco dólares para liberarlo, pero es la millonaria quien la paga, porque Leyton no llega a ese monto (cuando se va de la prisión, se roba las monedas de un fichín).
Es interesante observar que el star system al que el periodismo persigue en aquellos años aún no está conformado por celebridades del arte, el espectáculo o el deporte, sino hegemonizado por la high society. En este caso, la joven hija de una familia de millonarios, proveniente del mundo de las finanzas. Leyton ataca al tío de Gateson por hacer negocios fraudulentos por medio de la creación de empresas falsas y el lavado de dinero. El tío, sobre el final, reconoce que es el único que se animó a cuestionarlo (hay que aclarar que fue un diálogo, no algo que haya publicado en una nota periodística) y por eso también lo premia ascendiéndolo en la redacción.
En el film, el periodista Leyton es representado como un as en el manejo de las fuentes que siempre sobrepasa a sus colegas. Para lograr una primicia siempre apela a engaños y se hace pasar por responsable de la seguridad o por un abogado y así acceder a las fuentes de primera mano. Sin embargo, no miente en sus notas. La relación con su fuente principal (Young) es de desconfianza y de engaño y manipulación mutua. Con todo, el cruce de esa frontera tiene vuelta atrás y, de hecho, termina concretándose el amor entre ellos. El periodista pertenece claramente a una clase social más baja que sus fuentes. De hecho, se observa varias veces a Leyton contar monedas porque no llega a pagar sus cuentas. Y vive en la pieza de una pensión, con una cama que debe desplegar de la pared, ante el carácter minúsculo de la habitación.
En la película el dinero se tematiza de manera permanente. Su editor ofrece y desofrece de manera permanente aumentos salariales; la heredera filtra a la prensa que le regalará un millón de dólares para sellar el compromiso con Leyton; al periodista le ofrecen 12 mil dólares para hacer una serie de funciones en las que cuente su romance con la millonaria; el juez le cobra una fianza de cinco dólares para liberarlo, pero es la millonaria quien la paga, porque Leyton no llega a ese monto (cuando se va de la prisión, se roba las monedas de un fichín).
Es interesante observar que el star system al que el periodismo persigue en aquellos años aún no está conformado por celebridades del arte, el espectáculo o el deporte, sino hegemonizado por la high society. En este caso, la joven hija de una familia de millonarios, proveniente del mundo de las finanzas. Leyton ataca al tío de Gateson por hacer negocios fraudulentos por medio de la creación de empresas falsas y el lavado de dinero. El tío, sobre el final, reconoce que es el único que se animó a cuestionarlo (hay que aclarar que fue un diálogo, no algo que haya publicado en una nota periodística) y por eso también lo premia ascendiéndolo en la redacción.
Manuel Barrientos y Federico Poore