
1998 |
Estados Unidos
Pleasantville
Pleasantville / Amor a colores
Director: Gary Ross
Reparto: Jeff Daniels, Joan Allen, Reese Witherspoon, Tobey Maguire, William H. Macy
Periodismo como tema: Lateral
IMDB: 7,5/10 |
Letterdbox: 3,6/5
N Oscar
Dos hermanos son teletransportados de manera mágica a una serie de televisión de los años 50.
Luego de recibir sendas nominaciones al Oscar como guionista de Big y Dave, Gary Ross debuta como director con esta suerte de reverso de The Purple Rose of Cairo (1985). Pese a compartir a Jeff Daniels en el reparto, si en el filme de Woody Allen un personaje de una película que está presenciando la protagonista traspone la pantalla y mantiene un romance con la espectadora, en Pleasantville dos jóvenes hermanos (David y Jennifer) saltan de la vida real a la pantalla y se convierten en los protagonistas de una clásica serie de los ’50, los “años de oro” de la televisión norteamericana.
En el comienzo de la película, un señal de cable anuncia una maratón de “24 horas de valores familiares puros” con la emisión del programa. La voz en off afirma: “Regrese a tiempos más apacibles y amables con el maratón de Pleasantville”. David es un fanático de la serie: sabe los diálogos de memoria, los anticipa y compite con un compañero sobre quién sabe más sobre los diferentes capítulos.
Un extraño “punto de quiebre” del guión le permite al joven pasar a ese mundo. Minutos antes del comienzo de la maratón aparece un misterioso técnico en su casa que le ofrece un viejo control remoto. David se pelea con su hermana (Reese Whiterspoon) que quiere ver otro canal, encienden el control y terminan dentro del televisor, en blanco y negro, caracterizados como los personajes del programa.
Allí viven en una sociedad se lada por los valores familiares, el puritanismo y las “buenas costumbres”. Los conocimientos de David como teleespectador le sirven para sobrevivir en el programa y le permiten insertarse socialmente en el colegio, entablar amistades y, posteriormente, “sobrevivir” en el mundo de Pleasantville. La hermana, en cambio, no tiene interés en la serie hasta que el pasaje a la “ficción” le exige saber acerca de las condiciones que rigen la serie. A diferencia de The Truman Show, aquí hay una pregunta acerca de lo que la gente hace con los medios, más que lo que los medios hacen con la gente.
Manuel Barrientos y Federico Poore