Rear Window

Un fotógrafo de prensa (James Stewart), especializado en coberturas de riesgo, sufre un accidente y queda inmovilizado en su casa, con la pierna enyesada. La ventana de su departamento da a un patio interior. Para combatir el aburrimiento, comienza a observar a sus vecinos. Así descubre lo que cree que es un asesinato.

La relación de Jeff con su editor sólo se presenta por medio de llamadas telefónicas. El editor quiere que regrese a la redacción y reconoce su trabajo. Jeff le reprocha con ironía que lo obligaron a llevar adelante una tarea demasiado peligrosa, que le provocó el accidente. "Casi me matan por tu culpa y me recompensas robando mis tareas", dice Jeff. "No le pedí que se parara en medio de esa pista de carreras", responde su editor. "Pediste algo dramáticamente diferente. Lo tienes", cierra el fotógrafo.

Jeff lleva seis semanas enyesado y aún tiene siete días más de reposo. Se reprocha porque se perderá la cobertura de una guerra en Cachemira. Es un fotógrafo reconocido, que no duda nunca en estar ahí: en el centro del peligro. Stella, la enfermera que lo asiste (interpretada por la gran Thelma Ritter), irrumpe en el departamento mientras Jeff espía a sus vecinos y le dice: “Ahora somos una raza de mirones. Deberíamos mirar nuestra propia casa”. Y luego completa: “Ve cosas que no deberías. Anticipo problemas en este departamento”. Es, a la vez, una ironía sobre el oficio del cine y del periodismo; y al mismo tiempo una invitación al espectador a ser cómplice de esa mirada que preanuncia intrigas.

Hay una subtrama habitual para las películas de periodismo. Lisa (Grace Kelly) es la novia de Jeff, una mujer sofisticada y de una posición económica superior. Él (Stewart, como en Historias de Filadelfia) es un trabajador de prensa, que vive en un departamento de un ambiente, en un barrio de clase trabajadora. Ella le dice que deje la revista, que podría conseguirle un trabajo más tranquilo para realizar tapas de revistas de moda. Él prefiere los viajes, el riesgo y la aventura. Lisa, sin embargo, hará el gesto que él reclama, abandonará su comodidad y se transformará en el alter ego de Jeff, tomando riesgos y llevando adelante en el terreno las acciones que su novio inmóvil sólo puede sugerir.

Proeza técnica, con gran parte de la película restringida a la mirada de un fotógrafo inmovilizado, se trata de una metáfora cinematográfica acerca del propio estatuto del cine. Puesta en abismo, la ventana de Jeff es también la forma en que nos acercamos y espiamos otras vidas a través del cine. El American Film Institute la considera una de las mejores diez películas de misterio de la historia. En 1997, la película fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y seleccionada para su conservación en el National Film Registry.