Scoop

Si bien Woody Allen ha realizado diversas reflexiones y chistes acerca (y en contra) del periodismo en buena parte de su obra, la prensa nunca tuvo un rol tan central como en Scoop. Comedia menor pero efectiva, forma parte del periodo inglés del realizador neoyorquino, que se había iniciado un año atrás con la muy exitosa Match Point.

Aquí una deslumbrante Johansson interpreta a Sondra Pransky (Johansson), una estudiante de periodismo norteamericano que intenta aprovechar una visita a Londres para entrevistar a un cineasta prestigioso. Luego del fallido reportaje, concurre al show del prestidigitador Sid Waterman (Allen), quien la hace subir al escenario para participar en un truco de desmaterialización. Ante la sorpresa del propio ilusionista, Sondra se conecta con Joe Strombel (McShane), un reputado periodista de investigación que acaba de fallecer.

Strombel es un periodista de la vieja guardia, un hombre dispuesto a todo por una primicia. En el funeral, sus compañeros de redacción comentan que no hay que llorar, porque tuvo una vida plena, y lo describen como parte de la mejor tradición del periodismo, como un baluarte del cuarto poder. “No importaba si caían bombas en la zona de guerra; no importaba cuán alto llegase un escándalo político; ni si molestaba a grandes corporaciones o pequeños mafiosos. Cualquiera que fuera el riesgo, si había una historia allí, Joe iba tras ella. Y normalmente conseguía la primicia”, aseguran.

Y así sucede. Desde el más allá, Strombel olfatea que el joven hijo de un lord con aspiraciones políticas podría ser “el asesino del tarot”, responsable de una serie de asesinatos de prostitutas. Luego de intentar sobornar a La Muerte sin fortuna para volver a la vida y proseguir con su investigación, utiliza a Waterman como médium y le pasa su primicia a la joven estudiante. “Tengo la primicia de la década, lo tiene todo: grandes nombres, asesinatos, prostitución. Tengo información para ti. Gran historia. ¡Gran, gran, gran primicia! Esta será la historia más importante en Londres desde Jack el Destripador”, se envalentona.

Con la ayuda de Waterman, Sondra comienza a investigar al supuesto culpable y logra infiltrarse en su intimidad, haciéndose pasar por una actriz, hija de un magnate petrolero. Busca antecedentes en internet, lo persigue, consigue ingresar a las fiestas que brinda la familia y hasta en la casa del joven aristócrata. El involucramiento llega a un nivel tal que Sondra se reconoce como “una aspirante a reportera de investigación que se ha enamorado del objeto de su investigación”.

Como suele ocurrir en sus películas, Allen regala varias líneas de humor desopilante, como cuando un ex compañero de trabajo cuenta que estaba a punto de ser fusilado junto a Strombel por el ejército talibán en Afganistán. Sin embargo, Joe encontró a alguien a quien sobornar, para que pudieran escapar. Y ni siquiera usó su dinero, sino que lo pasó como parte de los viáticos a la empresa.