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1983 |
Estados Unidos
Special Bulletin
Boletín especial
Tipo: TV Movie
Director: Edward Zwick
Reparto: Christopher Allport, Ed Flanders, Kathryn Walker, Roxanne Hart
Periodismo como tema: Central
IMDB: 7,6/10 |
Letterdbox: 3,5/5
Un periodista y un camarógrafo que cubren una huelga son tomados de rehenes.
El film está estructurado como un noticiero con base en Nueva York y abre in media res con un boletín especial desde Charleston. Un movilero (Christopher Allport) y un camarógrafo de RBS News que cubrían una huelga en el puerto se encontraron en medio de un tiroteo que dejó tres guardacostas heridos. Imágenes captadas por un turista agregan más información a los primeros reportes: los periodistas fueron tomados de rehén por un grupo de terroristas que exigen que el canal transmita sus demandas en vivo.
De regreso en el piso, el jefe de noticias John Woodley (Ed Flanders) le explica a los televidentes que el canal consultó con el FBI y que tanto la empresa como la agencia federal consideraron prudente cumplir con lo solicitado para evitar poner en riesgo la vida de los periodistas. Los terroristas Bruce Lyman (David Clennon) y David McKeeson (David Rasche) le exigen al gobierno de los Estados Unidos que entreguen los activadores de bombas nucleares para que puedan deshacerse de ellos e iniciar así una política de desarme unilateral; caso contrario, harán explotar una bomba nuclear casera similar a la de Hiroshima. El noticiero regresa con un nuevo boletín especial desde el puerto de Charleston, donde otros caneles de noticias y grupos de curiosos se acercaron al lugar. “Acamparon frente a las cámaras de televisión, como atraídos por las luces y la emoción, como si la cobertura del evento fuese más importante que el evento en sí mismo”, explica una movilera. “Esto se ha vuelto inevitable en acontecimientos como estos. La televisión se ha convertido en una presencia que ni los policías ni los terroristas ni nadie puede ignorar ya. Se ha convertido en testigo de la historia, pero también parte de ella. Y seguramente lo seguirá siendo en la medida en que las personas miren las noticias.”
Para el momento del tercer boletín, la cadena ya desarrolló intertítulos y gráficos especiales (“Estados Unidos bajo asedio”), lo que genera un comentario sarcástico por parte de uno de los terroristas, que aprovecha sus minutos de aire para discutir la manera en la que los noticieros trivializan los acontecimientos y buscan sacar provecho de las situaciones más dramáticas (“Es todo show business, ¿no? ¿Ustedes los periodistas de televisión no tienen agentes, como los actores?"). En cualquier caso, tanto el director de noticias Woodley como la conductora Susan Myles (Kathryn Walker) parecen manejarse con sobriedad al menos desde el lenguaje empleado y la variedad de formatos periodísticos mediante los cuales se acercan a la noticia.
Mientras se mantiene la toma de rehenes y se acerca la hora límite indicada por los extremistas, el canal produce pequeñas piezas sobre la ciudad de Charleston, investiga el historial delictivo de los atacantes (un joven Michael Madsen, en uno de sus primeros papeles, interpreta al compañero de celda de uno de ellos) invita a especialistas en temas como psiquiatría y energía nuclear, y saca al aire a periodistas políticos con las últimas novedades del Pentágono y de la Casa Blanca. La pregunta es, claro, si eventos dramáticos como los que se muestran hubiesen sido posibles en primer lugar sin acceso a formatos como el de los noticieros en vivo y en directo. En el último tramo, ocurre lo peor, y el drama y el caos se apoderan de la ciudad y de la transmisión. Tres días después, un nuevo reporte comenta los desarrollos más recientes en Charleston y sigue con un breve repaso de otros sucesos internacionales.
Special Bulletin se emitió por primera vez por CBS el 20 de marzo de 1983. Filmada en video, tiene los glitches propios del formato y hasta las interrupciones y ruidos típicos de los noticieros. Sumado a que no hay nada por fuera del film que no sea el falso noticiero, excepto los créditos finales y un breve disclaimer entre tandas publicitarias, terminó generando un efecto parecido a la transmisión radiofónica de la adaptación de “La guerra de los mundos” de Orson Welles: el New York Times reportó 2.200 llamadas de televidentes alarmados por lo que estaban viendo en la pantalla.
El guión es fruto de una colaboración entre Marshall Herskovitz y el director Edward Zwick, y deja en claro el enorme trabajo de producción detrás (y delante) de cámaras en un noticiero. Entre otras cosas, sugiere un formidable esfuerzo por editar material audiovisual crudo y convertirlo en pequeños formatos de apenas segundos de duración, muestra el difícil trabajo de los camarógrafos por capturar imágenes en zonas inseguras (o donde se ha desatado un conflicto armado), e ilustra el desafío de los conductores por mantener la compostura mientras comentan noticias cuyo desarrollo es cambiante e impredecible.
“Special Bulletin es una parodia sagaz, aguda, sabia, actual, ocasionalmente mordaz y a veces tremendamente divertida de la cobertura de las noticias de las cadenas de televisión”, escribió Tom Shales del Washington Post. Años más tarde, Zwick dirigiría Blood Diamond (2006), con un rol algo más lateral del periodismo. Herskovitz es uno de los productores.
De regreso en el piso, el jefe de noticias John Woodley (Ed Flanders) le explica a los televidentes que el canal consultó con el FBI y que tanto la empresa como la agencia federal consideraron prudente cumplir con lo solicitado para evitar poner en riesgo la vida de los periodistas. Los terroristas Bruce Lyman (David Clennon) y David McKeeson (David Rasche) le exigen al gobierno de los Estados Unidos que entreguen los activadores de bombas nucleares para que puedan deshacerse de ellos e iniciar así una política de desarme unilateral; caso contrario, harán explotar una bomba nuclear casera similar a la de Hiroshima. El noticiero regresa con un nuevo boletín especial desde el puerto de Charleston, donde otros caneles de noticias y grupos de curiosos se acercaron al lugar. “Acamparon frente a las cámaras de televisión, como atraídos por las luces y la emoción, como si la cobertura del evento fuese más importante que el evento en sí mismo”, explica una movilera. “Esto se ha vuelto inevitable en acontecimientos como estos. La televisión se ha convertido en una presencia que ni los policías ni los terroristas ni nadie puede ignorar ya. Se ha convertido en testigo de la historia, pero también parte de ella. Y seguramente lo seguirá siendo en la medida en que las personas miren las noticias.”
Para el momento del tercer boletín, la cadena ya desarrolló intertítulos y gráficos especiales (“Estados Unidos bajo asedio”), lo que genera un comentario sarcástico por parte de uno de los terroristas, que aprovecha sus minutos de aire para discutir la manera en la que los noticieros trivializan los acontecimientos y buscan sacar provecho de las situaciones más dramáticas (“Es todo show business, ¿no? ¿Ustedes los periodistas de televisión no tienen agentes, como los actores?"). En cualquier caso, tanto el director de noticias Woodley como la conductora Susan Myles (Kathryn Walker) parecen manejarse con sobriedad al menos desde el lenguaje empleado y la variedad de formatos periodísticos mediante los cuales se acercan a la noticia.
Mientras se mantiene la toma de rehenes y se acerca la hora límite indicada por los extremistas, el canal produce pequeñas piezas sobre la ciudad de Charleston, investiga el historial delictivo de los atacantes (un joven Michael Madsen, en uno de sus primeros papeles, interpreta al compañero de celda de uno de ellos) invita a especialistas en temas como psiquiatría y energía nuclear, y saca al aire a periodistas políticos con las últimas novedades del Pentágono y de la Casa Blanca. La pregunta es, claro, si eventos dramáticos como los que se muestran hubiesen sido posibles en primer lugar sin acceso a formatos como el de los noticieros en vivo y en directo. En el último tramo, ocurre lo peor, y el drama y el caos se apoderan de la ciudad y de la transmisión. Tres días después, un nuevo reporte comenta los desarrollos más recientes en Charleston y sigue con un breve repaso de otros sucesos internacionales.
Special Bulletin se emitió por primera vez por CBS el 20 de marzo de 1983. Filmada en video, tiene los glitches propios del formato y hasta las interrupciones y ruidos típicos de los noticieros. Sumado a que no hay nada por fuera del film que no sea el falso noticiero, excepto los créditos finales y un breve disclaimer entre tandas publicitarias, terminó generando un efecto parecido a la transmisión radiofónica de la adaptación de “La guerra de los mundos” de Orson Welles: el New York Times reportó 2.200 llamadas de televidentes alarmados por lo que estaban viendo en la pantalla.
El guión es fruto de una colaboración entre Marshall Herskovitz y el director Edward Zwick, y deja en claro el enorme trabajo de producción detrás (y delante) de cámaras en un noticiero. Entre otras cosas, sugiere un formidable esfuerzo por editar material audiovisual crudo y convertirlo en pequeños formatos de apenas segundos de duración, muestra el difícil trabajo de los camarógrafos por capturar imágenes en zonas inseguras (o donde se ha desatado un conflicto armado), e ilustra el desafío de los conductores por mantener la compostura mientras comentan noticias cuyo desarrollo es cambiante e impredecible.
“Special Bulletin es una parodia sagaz, aguda, sabia, actual, ocasionalmente mordaz y a veces tremendamente divertida de la cobertura de las noticias de las cadenas de televisión”, escribió Tom Shales del Washington Post. Años más tarde, Zwick dirigiría Blood Diamond (2006), con un rol algo más lateral del periodismo. Herskovitz es uno de los productores.
Manuel Barrientos y Federico Poore