
97
1997 |
España
Territorio Comanche
Territorio Comanche
Director: Gerardo Herrero
Reparto: Carmelo Gómez, Cecilia Dopazo, Gastón Pauls, Imanol Arias
Periodismo como tema: Central
IMDB: 6,3/10 |
Letterdbox: 3,2/5
N Berlín, N Goya
Periodistas de cadenas televisivas españolas cubren la guerra de Bosnia.
La virtud de Territorio Comanche, quinto filme del español Gerardo Herrero, está en el intento de narrar el trabajo rutinario de los corresponsales extranjeros durante la guerra de Sarajevo. Se centra en las historias de tres reporteros españoles, los conflictos éticos y los mecanismos que desarrollan para no verse avasallados por la brutalidad de la guerra.
El director buscó, según sus propias declaraciones, “hablar sobre la amistad, la ética de los periodistas, la manipulación de los sentimientos en las guerras, la soledad del hombre ante la muerte, la forma de vivir y comportarse de los reporteros” . El punto de partida fue la novela homónima del escritor y periodista Arturo Pérez Reverte, corresponsal de guerra de Televisión Española.
Comienza con la decisión de una joven y ambiciosa periodista, Laura (Cecilia Dopazo), de cubrir personalmente el sitio de Sarajevo. Ella es la presentadora de un programa periodístico de un canal español y desea convivir dos semanas con la gente que sufre: quiere entrevistar a las familias, “a las esposas que perdieron a sus maridos en la guerra”, según sus propias palabras. La emisión de un partido de fútbol posibilita su viaje porque su programa no saldrá al aire. En Sarajevo, Laura debe compartir su trabajo con el reportero Mikel Uriarte (Imanol Arias) y su camarógrafo José (Carmelo Gómez), dos corresponsales de guerra con mucha experiencia y firmes convicciones éticas.
Herrero focaliza su mirada en la prensa europea, que no cubre la guerra en directo, como la CNN, sino que tienen la urgencia por “llegar al telediario”. Durante el día, los camarógrafos buscan todo el tiempo imágenes, sin sentido, sin un por qué. En el campo de combate, se mueven cuidándose de las balas, “sin ver a nadie, pero sabiendo que te están mirando”, como explica Mikel. Es el “territorio comanche” que da origen al título del filme. José tiene la obsesión de retratar la voladura de los puentes, que reemplaza su anterior interés por filmar los misiles que destruían Bagdad.
La apariencia dura y cínica es una forma de protección. Helga, una fotógrafa de una agencia de noticias alemanas explica que los corresponsales son “como una tribu, un circo ambulante en el que lo importante es la foto, la crónica de hoy”. Son una manada que se encuentra en todas las guerras, se conocen desde El Salvador o Nicaragua.
La película toma como eje dramático la mirada antagónica de Mikel y Laura sobre el rol del periodismo. Pero el populismo y la demagogia de la conductora interpretada por Dopazo se transforma en una simple caricatura del periodismo sensacionalista. Así, el posible conflicto entre posturas diversas se banaliza y sólo parece ser una excusa para el posterior romance entre Mikel y Laura. El filme repite, pues, el convencional modelo de pareja utilizado de manera hegemónica en los noticieros televisivos, en la que se complementan la racionalidad y seriedad del hombre con la sensibilidad de la mujer.
El objetivo de la periodista es claro. “Quiero mostrar la guerra de una forma más humana, que llegue de una forma más directa a la gente”, le explica a su jefe. Laura sostiene que no hay “calor” en los informes de Mikel; desea cumplir las órdenes de su productor: imágenes fuertes, “que te golpeen en la cara”.
De este modo, el primer informe de Laura consiste en una entrevista a una mujer violada por los soldados serbios. La mujer llora y la periodista sólo busca más lágrimas. Le pregunta si tendría el hijo en el caso de estar embarazada. El horror de la guerra se convierte en un espectáculo televisivo cercano a un talk show. Luego, en la presentación del informe, Laura se muestra dolorida por el sufrimiento de su entrevistada. Pero la periodista va por más. En una nueva nota, entrevista a un francotirador serbio que no asesina a sus enemigos sino que los hiere para sumar más víctimas entre quienes se acerquen a socorrer a los heridos. Laura pide a José, su camarógrafo, que filme cómo el francotirador realiza sus ofensivas. De esta manera, apuesta a la “fuerza” de las imágenes, a la producción de un “shock emocional” más que a la comprensión y el análisis de la información.
El informe provoca el enojo de Mikel y José, que detestan el periodismo encarnado por Laura. “Se dedica a mostrar la mierda del mundo y presentarse como la salvadora de la humanidad”, dice Mikel. Entretanto, Laura se regodea con su “escalofriante exclusiva” y se muestra ofendida porque José la filmó cuando pedía que graben al francotirador serbio en acción. “Yo no he matado a nadie”, se defiende.
En la noche siguiente, Laura sufre un impacto de mortero en la sala de edición, que le provoca heridas leves. El ataque transforma a la conductora en una heroína (sin virtudes heroicas) y su imagen recorre la prensa mundial. Un fotógrafo argentino (Gastón Pauls) se ríe: “No puedo creer la suerte de esta mujer. La hieren en su primera guerra, su foto sale en los periódicos de todo el mundo y encima puede seguir laburando”. Laura recibe propuestas para dar conferencias y escribir libros. El productor le explica que la guerra es “un negocio de traficantes, militares y periodistas”.
El director buscó, según sus propias declaraciones, “hablar sobre la amistad, la ética de los periodistas, la manipulación de los sentimientos en las guerras, la soledad del hombre ante la muerte, la forma de vivir y comportarse de los reporteros” . El punto de partida fue la novela homónima del escritor y periodista Arturo Pérez Reverte, corresponsal de guerra de Televisión Española.
Comienza con la decisión de una joven y ambiciosa periodista, Laura (Cecilia Dopazo), de cubrir personalmente el sitio de Sarajevo. Ella es la presentadora de un programa periodístico de un canal español y desea convivir dos semanas con la gente que sufre: quiere entrevistar a las familias, “a las esposas que perdieron a sus maridos en la guerra”, según sus propias palabras. La emisión de un partido de fútbol posibilita su viaje porque su programa no saldrá al aire. En Sarajevo, Laura debe compartir su trabajo con el reportero Mikel Uriarte (Imanol Arias) y su camarógrafo José (Carmelo Gómez), dos corresponsales de guerra con mucha experiencia y firmes convicciones éticas.
Herrero focaliza su mirada en la prensa europea, que no cubre la guerra en directo, como la CNN, sino que tienen la urgencia por “llegar al telediario”. Durante el día, los camarógrafos buscan todo el tiempo imágenes, sin sentido, sin un por qué. En el campo de combate, se mueven cuidándose de las balas, “sin ver a nadie, pero sabiendo que te están mirando”, como explica Mikel. Es el “territorio comanche” que da origen al título del filme. José tiene la obsesión de retratar la voladura de los puentes, que reemplaza su anterior interés por filmar los misiles que destruían Bagdad.
La apariencia dura y cínica es una forma de protección. Helga, una fotógrafa de una agencia de noticias alemanas explica que los corresponsales son “como una tribu, un circo ambulante en el que lo importante es la foto, la crónica de hoy”. Son una manada que se encuentra en todas las guerras, se conocen desde El Salvador o Nicaragua.
La película toma como eje dramático la mirada antagónica de Mikel y Laura sobre el rol del periodismo. Pero el populismo y la demagogia de la conductora interpretada por Dopazo se transforma en una simple caricatura del periodismo sensacionalista. Así, el posible conflicto entre posturas diversas se banaliza y sólo parece ser una excusa para el posterior romance entre Mikel y Laura. El filme repite, pues, el convencional modelo de pareja utilizado de manera hegemónica en los noticieros televisivos, en la que se complementan la racionalidad y seriedad del hombre con la sensibilidad de la mujer.
El objetivo de la periodista es claro. “Quiero mostrar la guerra de una forma más humana, que llegue de una forma más directa a la gente”, le explica a su jefe. Laura sostiene que no hay “calor” en los informes de Mikel; desea cumplir las órdenes de su productor: imágenes fuertes, “que te golpeen en la cara”.
De este modo, el primer informe de Laura consiste en una entrevista a una mujer violada por los soldados serbios. La mujer llora y la periodista sólo busca más lágrimas. Le pregunta si tendría el hijo en el caso de estar embarazada. El horror de la guerra se convierte en un espectáculo televisivo cercano a un talk show. Luego, en la presentación del informe, Laura se muestra dolorida por el sufrimiento de su entrevistada. Pero la periodista va por más. En una nueva nota, entrevista a un francotirador serbio que no asesina a sus enemigos sino que los hiere para sumar más víctimas entre quienes se acerquen a socorrer a los heridos. Laura pide a José, su camarógrafo, que filme cómo el francotirador realiza sus ofensivas. De esta manera, apuesta a la “fuerza” de las imágenes, a la producción de un “shock emocional” más que a la comprensión y el análisis de la información.
El informe provoca el enojo de Mikel y José, que detestan el periodismo encarnado por Laura. “Se dedica a mostrar la mierda del mundo y presentarse como la salvadora de la humanidad”, dice Mikel. Entretanto, Laura se regodea con su “escalofriante exclusiva” y se muestra ofendida porque José la filmó cuando pedía que graben al francotirador serbio en acción. “Yo no he matado a nadie”, se defiende.
En la noche siguiente, Laura sufre un impacto de mortero en la sala de edición, que le provoca heridas leves. El ataque transforma a la conductora en una heroína (sin virtudes heroicas) y su imagen recorre la prensa mundial. Un fotógrafo argentino (Gastón Pauls) se ríe: “No puedo creer la suerte de esta mujer. La hieren en su primera guerra, su foto sale en los periódicos de todo el mundo y encima puede seguir laburando”. Laura recibe propuestas para dar conferencias y escribir libros. El productor le explica que la guerra es “un negocio de traficantes, militares y periodistas”.
Manuel Barrientos y Federico Poore