The Dead Pool

El estilo duro y reñido con los derechos humanos del policía Harry Callahan (Clint Eastwood) finalmente comienza a tener buena prensa, por lo que sus jefes lo alientan a trabajar codo a codo con el departamento de comunicación de la fuerza. Las cosas no comienzan bien para Callahan, que en un intento por proteger la privacidad de una víctima termina destrozando la cámara del canal KWSI.

"¿Es esta tu idea de cooperar con los medios?", lo reta el teniente Ackerman. "La cooperación es una ida y vuelta, teniente", es la respuesta.

Enojados y avergonzados, sus superiores lo obligan a ponerse al servicio de la periodista de KWSI Samantha Walker (Patricia Clarkson), que en principio solo pide una cena con el protagonista. Allí nos enteramos que su objetivo es armar un perfil de Callahan y que ambos se atraen (más allá de cierta tensión propia del choque de oficios). Mientras tanto, el protagonista investiga el caso de un asesino que ataca a celebridades del área de la Bahía de San Francisco.

De regreso en la redacción, Walker recibe un llamado del supuesto asesino, citándola a un encuentro para una entrevista exclusiva. El encuentro resulta ser una trampa y Callahan sale a su rescate. La periodista está conmocionada y en el incómodo lugar de víctima: por una vez, quiere escaparle a las cámaras. Una escena posterior (sin solución de continuidad con el resto de la trama) muestra a un desquiciado amenazando con prenderse fuego y a Walker rechazando filmar el suicidio. “Hay que tener agallas para hacer eso”, la felicita Callahan. “La mayor parte de los periodistas hubiera buscado la nota exclusiva”.

The Dead Pool es la quinta y última entrega de la serie de películas basadas en el personaje de Dirty Harry, casi al límite de la autoparodia. “Un thriller episódico que sin duda tiene sus momentos, pero que al final se queda en una fórmula aburrida. El Harry de Eastwood parece cansado de sus propias ocurrencias sarcásticas”, escribió Jonathan Rosenbaum en el Chicago Reader.