143
1949 |
Estados Unidos
The Fountainhead
El manantial / Uno contra todos
Director: King Vidor
Reparto: Gary Cooper, Henry Hull, Kent Smith, Patricia Neal, Raymond Massey, Robert Douglas
Periodismo como tema: Intermedio
IMDB: 7,0/10 |
Letterdbox: 3,3/5
Un arquitecto de vanguardia se enfrenta al poder de un magnate de los medios para poder llevar a cabo sus obras.
La lucha entre la creatividad individual y las imposiciones de la cultura masiva es el eje fundamental en esta epopeya dirigida por King Vidor y basada en el best seller de Ayn Rand, que también se encargó de la adaptación cinematográfica.
Gary Cooper es Howard Roark, un arquitecto vanguardista e incorruptible, que no está dispuesto a ningún tipo de modificaciones a la hora de llevar a cabo sus obras. Massey, por su parte, interpreta a Gail Wynand, un magnate que es propietario del matutino de mayor tirada, que se dedica a exaltar lo vulgar y a imponer y seguir los gustos masivos. Para el padre de Roark, “The Banner es el peor diario del mundo”.
Cuando Roark es contratado para levantar un gran edificio en Nueva York, el diario pone en marcha una cruzada y recolectan cartas para impedir su construcción. Solo la crítica Dominique Francon (Neal) apoya las ideas innovadoras de Roark.
Sin embargo, Roark logra imponerse a las campañas difamatorias del diario y poco a poco va convirtiéndose en el arquitecto más importante del país, hasta que el propio Wynand le pide que le construya su casa de campo.
La urbanización de un barrio se presenta una oportunidad para que las ideas de Roark den un salto de escala, pero nada sale como lo planeado y, al ver que están pervirtiendo su proyecto original, decide atentar contra la edificación con la complicidad de Francon. El juicio público será el escenario ideal para que Roark defienda los valores de la libertad, la independencia y la integridad individual.
Apología del modelo norteamericano frente al nazismo y el comunismo soviético, la película permite una lectura en la que también representa una defensa de las libertades individuales frente a la masificación y homogeneización de los gustos masivos generados por la hegemonía del marketing capitalista.
Pese a la popularidad que tenía la novela, el público y los premios le dieron la espalda a esta obra de Vidor, uno de los directores más importantes del cine social norteamericano. En los años posteriores, fue convirtiéndose en un clásico reconocido por la crítica.
Gary Cooper es Howard Roark, un arquitecto vanguardista e incorruptible, que no está dispuesto a ningún tipo de modificaciones a la hora de llevar a cabo sus obras. Massey, por su parte, interpreta a Gail Wynand, un magnate que es propietario del matutino de mayor tirada, que se dedica a exaltar lo vulgar y a imponer y seguir los gustos masivos. Para el padre de Roark, “The Banner es el peor diario del mundo”.
Cuando Roark es contratado para levantar un gran edificio en Nueva York, el diario pone en marcha una cruzada y recolectan cartas para impedir su construcción. Solo la crítica Dominique Francon (Neal) apoya las ideas innovadoras de Roark.
Sin embargo, Roark logra imponerse a las campañas difamatorias del diario y poco a poco va convirtiéndose en el arquitecto más importante del país, hasta que el propio Wynand le pide que le construya su casa de campo.
La urbanización de un barrio se presenta una oportunidad para que las ideas de Roark den un salto de escala, pero nada sale como lo planeado y, al ver que están pervirtiendo su proyecto original, decide atentar contra la edificación con la complicidad de Francon. El juicio público será el escenario ideal para que Roark defienda los valores de la libertad, la independencia y la integridad individual.
Apología del modelo norteamericano frente al nazismo y el comunismo soviético, la película permite una lectura en la que también representa una defensa de las libertades individuales frente a la masificación y homogeneización de los gustos masivos generados por la hegemonía del marketing capitalista.
Pese a la popularidad que tenía la novela, el público y los premios le dieron la espalda a esta obra de Vidor, uno de los directores más importantes del cine social norteamericano. En los años posteriores, fue convirtiéndose en un clásico reconocido por la crítica.
Manuel Barrientos y Federico Poore