Dvadtsat dney bez voyny

Una de las obras maestras del gran director Aleksey German, está filmada en un blanco y negro tan bello como desgarrador y tiene como protagonista al comandante Lopatin, oficial del Ejército Rojo, escritor y corresponsal de guerra que tiene licencia para salir del frente de batalla durante veinte días para las fiestas de fin de año de 1942. Así viaja hacia la ciudad de Tashkent, Uzbekistán, para volver a ver a su familia por un tiempo. Pero alejarse de la primera línea de combate no implica alejarse de una guerra que está presente en la vida cotidiana de todo el pueblo.

Una de las primeras acciones de Lopatin en Tashkent es llevarle las pertenencias de un ex compañero de redacción a su viuda. Hay una cámara, un zapato, algunos escritos. Pero la mujer está desolada. “¿Por qué viniste? ¿Para qué?”, le grita y le pide que se vaya. Otra viuda le reclama por qué él sobrevivió y su esposo no. Todos son sobrevivientes de la cruenta guerra. Luego Lopatin se encuentra con su mujer, una actriz que ha iniciado una nueva vida sentimental con un director de teatro y le pide el divorcio. “Es tu culpa, lo único que te interesaba era escribir”, le reprocha quien ahora es su ex esposa. También debe enfrentarse con otras mujeres, que quieren saber si sus maridos están vivos, que quieren respuestas tras largos meses sin recibir cartas desde el frente de combate.

En una charla que comparte con el grupo de teatro que integra su ex mujer, Lopatin comenta: "No soy un soldado, pero el deber me llama a estar en el frente de batalla." Una anciana dramaturga le pregunta qué siente al asesinar a soldados nazis. Y él responde con triste ironía: “Mi vista no es buena, no creo haber matado a nadie.” Lopatin es reconocido por sus artículos como corresponsal de guerra. Ya se han filmado varias películas en base a su obra. Cine sobre el periodismo, periodismo sobre el cine, cine sobre el cine: Dvadtsat dney bez voyny es un relato que se abisma. En una de las escenas, el periodista asiste al plató donde se está rodando un nuevo largometraje basado en sus textos bélicos. Lopatin cuestiona al director la forma de representación y los agregados que le hizo a su libro. “No puede haber una película sin actos heroicos”, se excusa el realizador.

Con una puesta en escena de una inteligencia descomunal, German parece defender su propia obra, siempre a contramano de los cánones ceremoniosos y exaltados del cine bélico que se llevó adelante a ambos lados del Muro de Berlín a partir de la Segunda Guerra Mundial.

Lopatin también debe asistir a un homenaje a los obreros caídos en una asamblea de trabajadores de una fábrica militar y es presentado como un héroe de la batalla de Stalingrado. El corresponsal agradece a los obreros, les dice que sus armas sirven para salvar las vidas de otros, tal vez de sus propios padres, que golpean a los invasores alemanes. Poco después, le informan que debe volver a la primera fila del combate.

La actuación de Yuri Nikulin -figura icónica del cine soviético de los años 60 y 70- es excepcional. Está basada en la obra homónima del prestigioso corresponsal de guerra y poeta Konstantin Simonov, quien aporta la voz en off que abre y cierra la película.