Runaway Bride

Nueve años después de Pretty Woman (1990), el director Garry Marshall y la dupla protagónica de Julia Roberts y Richard Gere volvieron a reunirse para llevar adelante otra comedia romántica de muy buen paso por las boleterías, aunque con dispar resonancia en la crítica.

Richard Gere es Ike Graham, un reportero del USA Today, famoso por sus columnas sobre la vida cotidiana, que muestran su cinismo y un alto grado de misoginia. En la calle, y en la redacción, lo acusan de escribir diatribas amargas contra las mujeres. Busca inspiración para sus artículos hablando con parroquianos en los bares céntricos. Y allí encuentra un hombre borracho y despechado que le cuenta que en su pueblo hay una mujer, Maggie (Julia Roberts), que ya ha dejado supuestamente plantados a ocho hombres en pleno altar, segundos antes de que se concreten las bodas.

Sin chequear la información ni buscar otra fuente, Graham arremete en su artículo contra Maggie. La noticia obtiene gran repercusión: la comentan en todas las radios y las mujeres golpean a Graham con el diario en plena calle. Maggie envía una carta de lectores con una serie de aclaraciones. La directora del diario -a la sazón, la ex de Graham- publica el derecho a réplica y decide despedir al reportero, preocupada por una eventual demanda.

Graham encuentra una nueva posibilidad ante una oferta de la revista GQ: le piden viajar al pueblo para indagar en la historia de Maggie, que en diez días afrontará una nueva boda, para un artículo que promete ser nota de portada.

Aunque en el pueblo lo acusan de ser el “rey de los fisgones”, el periodista despliega su poder de seducción para conseguir detalles de la vida íntima de Maggie a manos de sus amigas, familiares y sus ex novios, incluyendo a un sacerdote que estuvo a punto de casarse con ella antes de ingresar al seminario. Pese a las reticencias iniciales, Ike y Maggie se terminarán enamorando. Y el reportero sufrirá las invasiones a la intimidad por parte de los medios de comunicación.