
117
1942 |
Argentina
Ceniza al viento
Ceniza al viento
Director: Luis Saslavsky
Reparto: Alberto Terrones, Berta Singerman, Luis Arata, Olinda Bozán, Oscar Valicelli, Pedro López Lagar
Periodismo como tema: Central
IMDB: 6,7/10 |
Letterdbox: N/A/5
Las noticias de un diario de Buenos Aires sirven de base para diferentes retratos de la vida cotidiana y de la relación de los porteños con los periódicos.
Amanece en Buenos Aires. Una voz en off narra una serie de imágenes en movimiento ubicadas en una panadería y en una redacción, ambas unidas por un fundido encadenado. “En los hornos se hace pan y aquí, en estas máquinas enormes, el otro pan de cada día: pan y diario, juntos llegan al umbral de la casa del pobre; sin hacer diferencias, también entran juntos a la casa del rico”. Como un pequeño ejercicio lúdico, la cámara también los sigue hasta el final de su rutina productiva, cuando ambos productos vuelven a aparecer juntos, en un basurero. El diario de ayer, el pan de ayer. El narrador se pregunta: “¿Las páginas que el público devora ávidamente, como el pan, no dejan una lección, una enseñanza?”. Tal vez observando un día en la vida de la ciudad sea posible encontrar una respuesta, se contesta.
El diario al que la cámara nos invita a conocer tiene todas las características de una empresa moderna: oficinas amplias y nuevas, teléfonos, máquinas de escribir. Vemos una especie de reunión de edición, cinco horas antes del cierre, conducida por el secretario de redacción, Pastore (Alberto Terrones). El hombre diseña, ante la atenta mirada de sus redactores, las secciones del periódico del día siguiente y su ubicación en cada una de las páginas: Internacionales, Política, Deportes, Policiales, Teatro... Estas serán, de hecho, las viñetas que se desarrollarán en este film coral.
El director del diario (Luis Arata) llama a Pastore a su oficina y lo cuestiona por una columna aparecida en la última página de la última edición. El editorial, titulado “El país se empantana en el barro de la democracia”, había sido escrito a escondidas por Ernesto (Oscar Valicelli), el hijo del director, que más adelante en la película intentará colocar una columna parecida. Esto pone en un briete al director, un hombre de fuertes convicciones democráticas que está llevando adelante una campaña a favor de recibir refugiados europeos.
Otras subhistorias son las de un aviador que robó por amor y que busca a su amada (Pedro López Lagar), y un luchador de catch que regresa al hogar tras una pelea y recibe, a la una de la mañana, la llamada de un cronista que no pudo asistir al encuentro y que busca su testimonio. Más central en la narración es la trágica historia de Franca Valenti (Berta Singerman, en su única intepretación en una película sonora), una artista teatral en decadencia adicta al alcohol y a los calmantes.
En el último tramo se recupera la historia del director del diario y su hijo, que finalmente se entrega a la policía tras ser incriminado en una estafa. El film explica que un extorsionador vinculado a los totalitarismos lo estaba obligado a sacar estos artículos. Sintiéndose culpable, Ernesto se encarga personalmente de poner nuevamente en marcha las rotativas (el conflicto había amenazado con terminar con el diario para siempre) y el director acepta estoicamente el destino del joven de pasar un tiempo tras las rejas. “Cada línea impresa en nuestras páginas pone un poco de luz en esta noche. Miles de ojos están mirando. Miles de oídos quieren escuchar. Miles de corazones confían en nuestra conducta. Hijo, las palabras de un diario no son cenizas al viento”.
“Ceniza al viento es arbitraria, es pretenciosa, es grande y elogiable para el cine argentino, es pequeña y secundaria para el arte universal”, escribió el crítico Homero Alsina Thevenet en la revista uruguaya Cine Radio Actualidad. “El único trozo que podría suponer un ideal es el discurso democrático que Luis Arata dice sin mayor convicción, pero eso no es sino un palabrerío de ocasión que el cine americano supera actualmente tres veces por semana.”
El film fue dirigido por Luis Saslavsky según un guión de Carlos Adén, que a su vez se basó en las historias de Alejandro Casona, Homero Manzi, André Birabeau, Leo Perutz, Hugo Mac Dougall y Georges Feydeau. Como curiosidad, puede señalarse que el actor Pedro López Lagar también aparece en otra película ómnibus donde el periodismo es la excusa para unir diferentes historias, la mexicana Reportaje (1953). Ceniza al viento es una película sobre un diario producida, en cierto modo, por un diario. Fue una de las últimas producciones de Estudios Baires, que habían sido construidos en 1938 por iniciativa de Eduardo Bedoya, subdirector y administrador del diario Crítica, el medio gráfico que revolucionó el periodismo argentino en la primera mitad del siglo XX. Bedoya y Natalio Botana -el influyente propietario del periódico- crearon la empresa Baires Films S.R.L. como una suerte de división cinematográfica del emporio periodístico. En 1943, tras la muerte de Botana, los estudios cerraron sus puertas, en parte también por la crisis del celuloide. En 1949 fueron reabiertos como estudio al servicio de Artistas Argentinos Asociados.
El diario al que la cámara nos invita a conocer tiene todas las características de una empresa moderna: oficinas amplias y nuevas, teléfonos, máquinas de escribir. Vemos una especie de reunión de edición, cinco horas antes del cierre, conducida por el secretario de redacción, Pastore (Alberto Terrones). El hombre diseña, ante la atenta mirada de sus redactores, las secciones del periódico del día siguiente y su ubicación en cada una de las páginas: Internacionales, Política, Deportes, Policiales, Teatro... Estas serán, de hecho, las viñetas que se desarrollarán en este film coral.
El director del diario (Luis Arata) llama a Pastore a su oficina y lo cuestiona por una columna aparecida en la última página de la última edición. El editorial, titulado “El país se empantana en el barro de la democracia”, había sido escrito a escondidas por Ernesto (Oscar Valicelli), el hijo del director, que más adelante en la película intentará colocar una columna parecida. Esto pone en un briete al director, un hombre de fuertes convicciones democráticas que está llevando adelante una campaña a favor de recibir refugiados europeos.
Otras subhistorias son las de un aviador que robó por amor y que busca a su amada (Pedro López Lagar), y un luchador de catch que regresa al hogar tras una pelea y recibe, a la una de la mañana, la llamada de un cronista que no pudo asistir al encuentro y que busca su testimonio. Más central en la narración es la trágica historia de Franca Valenti (Berta Singerman, en su única intepretación en una película sonora), una artista teatral en decadencia adicta al alcohol y a los calmantes.
En el último tramo se recupera la historia del director del diario y su hijo, que finalmente se entrega a la policía tras ser incriminado en una estafa. El film explica que un extorsionador vinculado a los totalitarismos lo estaba obligado a sacar estos artículos. Sintiéndose culpable, Ernesto se encarga personalmente de poner nuevamente en marcha las rotativas (el conflicto había amenazado con terminar con el diario para siempre) y el director acepta estoicamente el destino del joven de pasar un tiempo tras las rejas. “Cada línea impresa en nuestras páginas pone un poco de luz en esta noche. Miles de ojos están mirando. Miles de oídos quieren escuchar. Miles de corazones confían en nuestra conducta. Hijo, las palabras de un diario no son cenizas al viento”.
“Ceniza al viento es arbitraria, es pretenciosa, es grande y elogiable para el cine argentino, es pequeña y secundaria para el arte universal”, escribió el crítico Homero Alsina Thevenet en la revista uruguaya Cine Radio Actualidad. “El único trozo que podría suponer un ideal es el discurso democrático que Luis Arata dice sin mayor convicción, pero eso no es sino un palabrerío de ocasión que el cine americano supera actualmente tres veces por semana.”
El film fue dirigido por Luis Saslavsky según un guión de Carlos Adén, que a su vez se basó en las historias de Alejandro Casona, Homero Manzi, André Birabeau, Leo Perutz, Hugo Mac Dougall y Georges Feydeau. Como curiosidad, puede señalarse que el actor Pedro López Lagar también aparece en otra película ómnibus donde el periodismo es la excusa para unir diferentes historias, la mexicana Reportaje (1953). Ceniza al viento es una película sobre un diario producida, en cierto modo, por un diario. Fue una de las últimas producciones de Estudios Baires, que habían sido construidos en 1938 por iniciativa de Eduardo Bedoya, subdirector y administrador del diario Crítica, el medio gráfico que revolucionó el periodismo argentino en la primera mitad del siglo XX. Bedoya y Natalio Botana -el influyente propietario del periódico- crearon la empresa Baires Films S.R.L. como una suerte de división cinematográfica del emporio periodístico. En 1943, tras la muerte de Botana, los estudios cerraron sus puertas, en parte también por la crisis del celuloide. En 1949 fueron reabiertos como estudio al servicio de Artistas Argentinos Asociados.
Manuel Barrientos y Federico Poore