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2021 |
Francia, Alemania, Italia, Bélgica
France
France
Director: Bruno Dumont
Reparto: Benjamin Biolay, Blanche Gardin, Léa Seydoux, Marc Bettinelli
Periodismo como tema: Central
IMDB: 5,9/10 |
Letterdbox: 3,1/5
N Cannes, N César
Una periodista que lucha por compatibilizar su ajetreada carrera con su vida personal ve trastocada su vida por un extraño accidente.
France de Meurs (Léa Seydoux) es la conductora estrella de un canal de televisión francés. Radiante y segura de sí misma, se mueve por París en un auto con chofer mientras su asistente Lou (Blanche Gardin) se ocupa de su atareada agenda, que en un día normal puede incluir hacerle preguntas al presidente en una conferencia de prensa y llegar a tiempo a conducir el programa político del horario central. Su cara está en gigantografías y carteles publicitarios, la gente la para por la calle para pedirle autógrafos y selfies, vive junto a su esposo y su hijo en una mansión que parece un palacio o un museo. Es más que una figura pública: es una celebridad.
Un día, tras dejar a su hijo en el colegio, France causa un accidente algo torpe con su auto y choca a un joven repartidor en moto. El episodio, en apariencia menor, tiene graves implicancias para el joven, de nombre Baptiste, que resulta ser el único proveedor de una familia de origen humilde. La conductora se muestra conmovida por el hecho e intenta compensar su daño visitando a Baptiste en el hospital y luego ofreciéndole dinero a su familia. Pero el incidente es, además, un punto de quiebre para France, que comienza a sufrir ataques de ansiedad y se sumerge en una depresión de la que le cuesta salir.
Como espectadores, somos testigos del “detrás de cámaras” del programa que conduce, en donde todo está cubierto de un halo de montaje y apariencia. Por un lado, los intelectuales que se cruzan en feroces debates políticos cruzan chistes cómplices apenas se apagan las luces del estudio, dando a entender que las acaloradas discusiones no son más que una pelea simulada. Por el otro, la propia France manipula al dedillo la puesta en escena de sus informes especiales como cronista de guerra (le pide a soldados rebeldes que posen para la cámara, repitan gestos o ayuden a crear inserts para las transiciones entre entrevistas) o testigo de desastres humanitarios (hace que cruza el Mediterráneo con migrantes pero en realidad solo sube al bote al principio y al final de una travesía que termina haciendo en una lancha último modelo).
Tras el incidente con la moto, las revistas de cotilleos la destrozan y profundizan su depresión y sus sentimientos de culpa, a los que intenta ahuyentar yéndose a una suerte de centro de salud en las montañas. Allí entabla relación con un tal Lolo (Marc Bettinelli) que, para alivio de la conductora, no parece conocerla. ¿O sí?
Con un tono satírico y a lo largo de más de dos horas de metraje, France explora el carácter de celebridad del periodista televisivo. La conductora es una famosa más, como un político, una actriz o un deportista: se espera que actúe de determinada manera, las audiencias quieren saber qué pasa con su vida (pública y privada). El incidente con el repartidor o el escándalo por una infidelidad multiplican su fama. Por momentos la protagonista busca dejar de ser el centro de todo, pero la rueda de la fama es eterna y se impulsa a sí misma. Cuando hace un comentario desafortunado en vivo (se la escucha haciendo un comentario jocoso sobre lo bien que le vendría al show que uno de los refugiados caiga al agua), su asistente la consuela diciéndole que va a salir adelante y “volver como una heroína”. Y al final de su periplo estará más o menos donde estaba al principio.
“Más allá de los excesos caricaturescos que Dumont construye muy a conciencia, aunque no siempre de manera pertinente, podría afirmarse que France es una reflexión sobre la imposibilidad del espectáculo noticioso de generar una empatía profunda, genuina”, escribió Diego Brodersen en Página/12.
Un día, tras dejar a su hijo en el colegio, France causa un accidente algo torpe con su auto y choca a un joven repartidor en moto. El episodio, en apariencia menor, tiene graves implicancias para el joven, de nombre Baptiste, que resulta ser el único proveedor de una familia de origen humilde. La conductora se muestra conmovida por el hecho e intenta compensar su daño visitando a Baptiste en el hospital y luego ofreciéndole dinero a su familia. Pero el incidente es, además, un punto de quiebre para France, que comienza a sufrir ataques de ansiedad y se sumerge en una depresión de la que le cuesta salir.
Como espectadores, somos testigos del “detrás de cámaras” del programa que conduce, en donde todo está cubierto de un halo de montaje y apariencia. Por un lado, los intelectuales que se cruzan en feroces debates políticos cruzan chistes cómplices apenas se apagan las luces del estudio, dando a entender que las acaloradas discusiones no son más que una pelea simulada. Por el otro, la propia France manipula al dedillo la puesta en escena de sus informes especiales como cronista de guerra (le pide a soldados rebeldes que posen para la cámara, repitan gestos o ayuden a crear inserts para las transiciones entre entrevistas) o testigo de desastres humanitarios (hace que cruza el Mediterráneo con migrantes pero en realidad solo sube al bote al principio y al final de una travesía que termina haciendo en una lancha último modelo).
Tras el incidente con la moto, las revistas de cotilleos la destrozan y profundizan su depresión y sus sentimientos de culpa, a los que intenta ahuyentar yéndose a una suerte de centro de salud en las montañas. Allí entabla relación con un tal Lolo (Marc Bettinelli) que, para alivio de la conductora, no parece conocerla. ¿O sí?
Con un tono satírico y a lo largo de más de dos horas de metraje, France explora el carácter de celebridad del periodista televisivo. La conductora es una famosa más, como un político, una actriz o un deportista: se espera que actúe de determinada manera, las audiencias quieren saber qué pasa con su vida (pública y privada). El incidente con el repartidor o el escándalo por una infidelidad multiplican su fama. Por momentos la protagonista busca dejar de ser el centro de todo, pero la rueda de la fama es eterna y se impulsa a sí misma. Cuando hace un comentario desafortunado en vivo (se la escucha haciendo un comentario jocoso sobre lo bien que le vendría al show que uno de los refugiados caiga al agua), su asistente la consuela diciéndole que va a salir adelante y “volver como una heroína”. Y al final de su periplo estará más o menos donde estaba al principio.
“Más allá de los excesos caricaturescos que Dumont construye muy a conciencia, aunque no siempre de manera pertinente, podría afirmarse que France es una reflexión sobre la imposibilidad del espectáculo noticioso de generar una empatía profunda, genuina”, escribió Diego Brodersen en Página/12.
Manuel Barrientos y Federico Poore