1935 |
Estados Unidos
Front Page Woman
La que apostó su amor
Director: Michael Curtiz
Reparto: Bette Davis, Gene Morgan, George Brent, Guy Usher, Roscoe Karns
Periodismo como tema: Central
IMDB: 6,5/10 |
Letterdbox: 2,9/5
Una periodista se niega a casarse con un reportero rival a menos que éste admita que ella es tan buena en el oficio como cualquier hombre. La apuesta deriva en una guerra abierta por exclusivas en un caso de asesinato.
La periodista del Star Ellen Garfield (Bette Davis) se niega a casarse con el reportero del Express Curt Devlin (George Brent) a menos que éste admita que ella es tan buena en el oficio como cualquier hombre. La apuesta deriva en una guerra abierta por exclusivas en un caso de asesinato. La relación con sus jefes es tensa y cambiante: una primicia puede significar un bono especial; un traspié, el final de sus carreras en el periódico. Devlin, además, cuenta con la asistencia de su colega y fotógrafo Toots O’Grady (Roscoe Karns), que funciona de gran apoyo cómico.
La lista de manipulaciones e ilegalidades cometidas por los periodistas en busca de su exclusiva es interminable. Para conseguir la primicia del veredicto del caso de asesinato, Devlin espía al jurado desde un cuarto lateral y escucha la parte final de sus deliberaciones. Luego, en una muy buena secuencia, el juez del caso -que había cruzado a comer algo al restaurant de enfrente, impaciente porque el jurado se estaba tomando mucho tiempo- escucha a los paperboys gritando “Coulter guilty!” y otros “Coulter not guilty!”, versiones contradictorias sobre un veredicto que ni él había escuchado aún. Garfield no se queda atrás: en un momento dado sigue a dos sospechosos hasta el cuarto del hotel en el que se alojan, les roba un arma y obtiene su confesión a punta de pistola. Para coronar, el fotógrafo O’Grady cubre a su compañero mientras obtiene ilegalmente una prenda del difunto mediante una serie de trucos falsos, como indicarle a una enfermera que quiere una fotografía suya para el periódico, algo que difícilmente salga impreso luego en el diario.
Los periodistas se mueven en manada y abalanzándose los unos sobre los otros como adolescentes, corriendo a los teléfonos tras presenciar algún hecho noticioso para informarle a la redacción. Las redacciones se muestran extensamente, y una secuencia frenética paso a paso lo que hace la redacción del Star tras enterarse de que una de sus ediciones salió con un título erróneo, incluyendo los pedidos de parar las rotativas, aguantar la primera página para una reescritura, y enviar a sus periodistas a buscar los ejemplares que ya salieron en camiones de la empresa para comprarlos y destruirlos antes de que lleguen al gran público.
En otro momento del film, a Garfield se le niega el acceso al interrogatorio de un testigo y convence a un policía de plantar un micrófono en el cuarto para poder escuchar la confesión, una tecnología relativamente reciente para la época (su uso para fines periodísticos también sería mostrado en Nancy Drew… Reporter, película de 1939).
El rol de la mujer en el periodismo es tematizada como problema central, si bien bajo el disfraz de una comedia del tipo “guerra de los sexos”, y el film prueba que, en efecto, las mujeres pueden ejercer el oficio tan bien como los hombres.
El New York Times publicó una reseña muy positiva del film. “Los tres escritores que adaptaron [el artículo en el que se basa] dieron con un guión muy inteligente, y Michael Curtiz lo dirigió a un ritmo vibrante. Si a eso se le suma un elenco con un claro sentido de la comedia, el resultado es un excelente tónico para el abatimiento de mediados de mediados de julio,” publicó el diario en su edición del 12 de julio de 1935. Variety se mostró menos entusiasta. “Le falta autenticidad y es tan traída de los pelos que seguramente generará murmullos entre periodistas de todo el país. Pero es ligera y tiene algunas líneas y situaciones divertidas”.
Una de las once películas que Bette Davis y George Brent hicieron juntos. Cuarta de siete veces que Michael Curtiz dirigió a Bette Davis.
La lista de manipulaciones e ilegalidades cometidas por los periodistas en busca de su exclusiva es interminable. Para conseguir la primicia del veredicto del caso de asesinato, Devlin espía al jurado desde un cuarto lateral y escucha la parte final de sus deliberaciones. Luego, en una muy buena secuencia, el juez del caso -que había cruzado a comer algo al restaurant de enfrente, impaciente porque el jurado se estaba tomando mucho tiempo- escucha a los paperboys gritando “Coulter guilty!” y otros “Coulter not guilty!”, versiones contradictorias sobre un veredicto que ni él había escuchado aún. Garfield no se queda atrás: en un momento dado sigue a dos sospechosos hasta el cuarto del hotel en el que se alojan, les roba un arma y obtiene su confesión a punta de pistola. Para coronar, el fotógrafo O’Grady cubre a su compañero mientras obtiene ilegalmente una prenda del difunto mediante una serie de trucos falsos, como indicarle a una enfermera que quiere una fotografía suya para el periódico, algo que difícilmente salga impreso luego en el diario.
Los periodistas se mueven en manada y abalanzándose los unos sobre los otros como adolescentes, corriendo a los teléfonos tras presenciar algún hecho noticioso para informarle a la redacción. Las redacciones se muestran extensamente, y una secuencia frenética paso a paso lo que hace la redacción del Star tras enterarse de que una de sus ediciones salió con un título erróneo, incluyendo los pedidos de parar las rotativas, aguantar la primera página para una reescritura, y enviar a sus periodistas a buscar los ejemplares que ya salieron en camiones de la empresa para comprarlos y destruirlos antes de que lleguen al gran público.
En otro momento del film, a Garfield se le niega el acceso al interrogatorio de un testigo y convence a un policía de plantar un micrófono en el cuarto para poder escuchar la confesión, una tecnología relativamente reciente para la época (su uso para fines periodísticos también sería mostrado en Nancy Drew… Reporter, película de 1939).
El rol de la mujer en el periodismo es tematizada como problema central, si bien bajo el disfraz de una comedia del tipo “guerra de los sexos”, y el film prueba que, en efecto, las mujeres pueden ejercer el oficio tan bien como los hombres.
El New York Times publicó una reseña muy positiva del film. “Los tres escritores que adaptaron [el artículo en el que se basa] dieron con un guión muy inteligente, y Michael Curtiz lo dirigió a un ritmo vibrante. Si a eso se le suma un elenco con un claro sentido de la comedia, el resultado es un excelente tónico para el abatimiento de mediados de mediados de julio,” publicó el diario en su edición del 12 de julio de 1935. Variety se mostró menos entusiasta. “Le falta autenticidad y es tan traída de los pelos que seguramente generará murmullos entre periodistas de todo el país. Pero es ligera y tiene algunas líneas y situaciones divertidas”.
Una de las once películas que Bette Davis y George Brent hicieron juntos. Cuarta de siete veces que Michael Curtiz dirigió a Bette Davis.
Manuel Barrientos y Federico Poore