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1987 |
Chile

Imagen latente

Imagen latente

Director: Pablo Perelman
Reparto: Bastián Bodenhöfer, Gloria Münchmeyer, Gonzalo Robles, María Izquierdo
Periodismo como tema: Central
star
IMDB: 6,5/10 |
Letterdbox: N/A/5

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Pedro (Bastián Bodenhöffer) es un fotógrafo profesional, cuyo hermano forma parte de la lista de detenidos desaparecidos de la dictadura chilena. El peso de tal recuerdo lo lleva a buscar la verdad de su muerte mientras vaga por la ciudad.
En el mundo de la fotografía, una “imagen latente” se refiere a lo que se registró y aún no ha sido revelado; a aquello que está en tránsito entre ser una imagen invisible formada como resultado de disparar el obturador de la cámara y se convierte en visible mediante el revelado.
Ese término -a la vez técnico, a la vez poético- da tìtulo a esta película de Pablo Perelman, fundamental para el cine chileno de los años 80, y que tiene una trama autobiográfica: el caso real del hermano del propio director, Juan Carlos Perelman, militante del MIR, que fue secuestrado, torturado, asesinado y posteriormente desaparecido por la dictadura de Pinochet en 1975.

Pedro (Bastián Bodenhöffer) es un fotógrafo profesional, que se dedica en especial al rubro publicitario, tal vez porque la prensa gráfica tampoco garantiza la posibilidad de buscar la verdad. Al inicio de la película, se observa su trabajo manual, artesanal, en el cuarto de revelado. Pronto, comienzan a aparecer imágenes de movilizaciones y protestas políticas sucedidas en los tiempos de la Unidad Popular liderada por Salvador Allende. El protagonista repite las viejas proclamas de la izquierda (“El presente es lucha, el futuro es nuestro”) y concluye: “El presente es una mierda, y el futuro es el pasado visto en el espejo del presente”.

El miedo a la represión y el espejo de la figura mítica de su hermano paralizan a Pedro, cuya vida parece encallada y sin rumbo. El transcurrir de la pelìcula es una bùsqueda por conocer el paradero de su hermano, de entender la verdadera dimensiòn del terrorismo de Estado pinochetista y, al mismo tiempo, de encontrar una salida a su crisis, que es tan personal como colectiva. Y en esa bùsqueda aparece el verdadera caràcter periodìstico de la obra de Perelman, porque Pedro asume la funciòn del reportero detectivesco, que va juntando y sumando pistas: visita la sede de las agrupaciones de derechos humanos, bucea en los archivos familiares, se suma a acciones de la resistencia contra la dictadura (debe fotografiar el paso del jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia, Manuel Contreras), entrevista a sobrevivientes de la tortura y el exterminio que estuvieron con su hermano, registra la fachada de Villa Grimaldi, uno de los campos de concentraciòn màs emblemàticos.

“Aquí, de fondo, está siempre el proceso químico de revelado fotográfico, el que formula la cuestión de una aparición material de una imagen, una huella vinculada al “esto ha sido” propio de la fotografía, que sin duda está vinculada a la metáfora central del título: una imagen latente que espera por aparecer ¿Acaso alguna metáfora más asertiva sobre el estado de deuda y presente incompleto de un país en la promesa de una democracia feliz y plena? Recordemos, es 1987”, señala el crítico e investigador chileno Ivàn Pinto.

Imagen latente tuvo un buen paso por los festivales internacionales. Obtuvo el premio especial del jurado en los festivales de Nantes y de Cine Latino de Nueva York; y el premio de la FIPRESCI en el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Sin embargo, la censura dictatorial impidió el estreno en Chile, previsto en 1988, y recién pudo llegar a las salas con el regreso de la democracia, en 1990.

Manuel Barrientos y Federico Poore