59
1993 |
España
Kika
Kika
Director: Pedro Almodóvar
Reparto: Francisca Caballero, Peter Coyote, Verónica Forqué, Victoria Abril
Periodismo como tema: Central
IMDB: 6,5/10 |
Letterdbox: 3,1/5
G Goya
Kika, una maquilladora, vive con un fotógrafo introvertido que está obsesionado por la muerte de su madre.
El director manchego Pedro Almodóvar ha reflexionado sobre el accionar de los medios y del periodismo en buena parte de su obra, pero nunca les ha otorgado un rol tan protagónico como en esta película. Caústica y salvaje, Kika ofrece una mirada despiadada acerca del periodismo, especialmente al televisivo, que se adelante a cintas como Natural Born Killers, To Die For o The Truman Show.
Kika (una estupenda Verónica Forqué) es una maquilladora que debe asistir a la casa del escritor y periodista Nicholas Pierce (Peter Coyote) para adecentar el cadáver del hijastro, Ramón (Álex Casanova), un fotógrafo de modas. Pero, en realidad, Ramón no está muerto y, cuando despierta, se enamora de Kika.
Pierce es un periodista norteamericano, reconocido por sus artículos de viaje, que viajó a España para cubrir las corridas de toros y decidió arraigarse en Madrid. O eso dice, porque todo parece ser una mascarada en Pierce. Ahora está presentando su primera novela, que tiene aspectos autobiográficos. Así, concurre a un programa de televisión extrañísimo, “Hay que leer más”, cuya conductora es una mujer anciana (Francisca Caballero, la madre de Almodóvar, en un rol similar aunque expandido al de Mujeres al borde un ataque de nervios), reñida con los tiempos y los cánones televisivos, que le dice que no va piensa leer el libro porque está cansada y que conduce ese programa en representación de su hijo, que es el verdadero director del ciclo.
Con todo, a este cóctel le falta su ingrediente más explosivo: Andrea Caracortada (Victoria Abril), la presentadora y productora de “Lo peor del día”, un reality show nocturno que se encarga de repasar los crímenes más horrendos de cada jornada. “Les advierto que las imágenes pueden herir sensibilidades, si es que todavía les queda alguna”, dice con sorna, antes de anunciar millonarias recompensas a los televidentes que ayuden a dar con el paradero de algún criminal.
Con tono melodramático, dispara un aluvión de títulos a sus espectadores: “Una mujer se quema a lo bonzo en el despacho de un director del banco BVB después de que le denegaran un préstamo de 800.000 pesetas. Procesado por abusos deshonestos un miembro del Tribunal del Arzobispado de Sevilla. Juana T. denunció haber sido objeto de proposiciones humillantes, entre comillas, cuando fue a pedir la nulidad matrimonial. El comandante de artillería A.F.A. mata a su mujer y después se suicida”.
Almodóvar señaló sobre la villana encarnada por Victoria Abril: “Su ilusión sería convertirse ella misma en psicópata, pero debe conformarse con mostrar al mundo lo peor de la realidad cotidiana y, de paso, conseguir la mayor audiencia posible”.
Los diseños de Jean-Paul Gaultier para el vestuario de Andrea Caracortada acentúan su aspecto deshumanizado y robótico. Luce un vestido de goma con un casco que incorpora una cámara móvil (adelantándose a la ubicuidad de las cámaras representada en The Truman Show o Ed TV); y pechos que transforman en luces para iluminar las escenas de interiores.
El carácter despiadado de Andrea llega al paroxismo cuando Kika sufre una violación por parte de un actor porno que se ha fugado de la cárcel. Primero, no duda en invadir su casa y acosarla. “Señorita, solo quiero entrevistarla, además soy psicóloga, podría ayudarle a superar el shock”, aduce. Cuando Kika se niega a hablar y pega un portazo, la periodista se queja: “Señorita, su conducta atenta contra la libertad de expresión”. Y en la emisión de esa noche de “Lo peor del día”, muestra las imágenes crudas del horror, vulnerando y re victimizando a Kika. A los espectadores los alienta: “Sea optimista, esto o algo peor podría haberle ocurrido a usted”.
Nicholas le reclama a Andrea la cobertura, quiere saber cómo obtuvo las imágenes. Vive en en el mismo edificio en el que se produjo la violación y teme que haya registros que lo involucren. “Tu eres un periodista y sabes que un profesional no tiene escrúpulos”, le responde ella. Pero, en realidad, el personaje de Peter Coyote es el reverso masculino de Andrea Caracortada, es la villanía encubierta, solapada, acechante.
“No he querido hacer crítica contra la prensa ni contra unos profesionales concretos, sino contra los llamados programas de reality show, en los que la capacidad de corrupción es tan grande que obliga a las gentes a vender hasta su dolor. Si te quitan el dolor, ya no te queda nada”, ha señalado Almodóvar sobre esta feroz crítica a los medios.
Kika (una estupenda Verónica Forqué) es una maquilladora que debe asistir a la casa del escritor y periodista Nicholas Pierce (Peter Coyote) para adecentar el cadáver del hijastro, Ramón (Álex Casanova), un fotógrafo de modas. Pero, en realidad, Ramón no está muerto y, cuando despierta, se enamora de Kika.
Pierce es un periodista norteamericano, reconocido por sus artículos de viaje, que viajó a España para cubrir las corridas de toros y decidió arraigarse en Madrid. O eso dice, porque todo parece ser una mascarada en Pierce. Ahora está presentando su primera novela, que tiene aspectos autobiográficos. Así, concurre a un programa de televisión extrañísimo, “Hay que leer más”, cuya conductora es una mujer anciana (Francisca Caballero, la madre de Almodóvar, en un rol similar aunque expandido al de Mujeres al borde un ataque de nervios), reñida con los tiempos y los cánones televisivos, que le dice que no va piensa leer el libro porque está cansada y que conduce ese programa en representación de su hijo, que es el verdadero director del ciclo.
Con todo, a este cóctel le falta su ingrediente más explosivo: Andrea Caracortada (Victoria Abril), la presentadora y productora de “Lo peor del día”, un reality show nocturno que se encarga de repasar los crímenes más horrendos de cada jornada. “Les advierto que las imágenes pueden herir sensibilidades, si es que todavía les queda alguna”, dice con sorna, antes de anunciar millonarias recompensas a los televidentes que ayuden a dar con el paradero de algún criminal.
Con tono melodramático, dispara un aluvión de títulos a sus espectadores: “Una mujer se quema a lo bonzo en el despacho de un director del banco BVB después de que le denegaran un préstamo de 800.000 pesetas. Procesado por abusos deshonestos un miembro del Tribunal del Arzobispado de Sevilla. Juana T. denunció haber sido objeto de proposiciones humillantes, entre comillas, cuando fue a pedir la nulidad matrimonial. El comandante de artillería A.F.A. mata a su mujer y después se suicida”.
Almodóvar señaló sobre la villana encarnada por Victoria Abril: “Su ilusión sería convertirse ella misma en psicópata, pero debe conformarse con mostrar al mundo lo peor de la realidad cotidiana y, de paso, conseguir la mayor audiencia posible”.
Los diseños de Jean-Paul Gaultier para el vestuario de Andrea Caracortada acentúan su aspecto deshumanizado y robótico. Luce un vestido de goma con un casco que incorpora una cámara móvil (adelantándose a la ubicuidad de las cámaras representada en The Truman Show o Ed TV); y pechos que transforman en luces para iluminar las escenas de interiores.
El carácter despiadado de Andrea llega al paroxismo cuando Kika sufre una violación por parte de un actor porno que se ha fugado de la cárcel. Primero, no duda en invadir su casa y acosarla. “Señorita, solo quiero entrevistarla, además soy psicóloga, podría ayudarle a superar el shock”, aduce. Cuando Kika se niega a hablar y pega un portazo, la periodista se queja: “Señorita, su conducta atenta contra la libertad de expresión”. Y en la emisión de esa noche de “Lo peor del día”, muestra las imágenes crudas del horror, vulnerando y re victimizando a Kika. A los espectadores los alienta: “Sea optimista, esto o algo peor podría haberle ocurrido a usted”.
Nicholas le reclama a Andrea la cobertura, quiere saber cómo obtuvo las imágenes. Vive en en el mismo edificio en el que se produjo la violación y teme que haya registros que lo involucren. “Tu eres un periodista y sabes que un profesional no tiene escrúpulos”, le responde ella. Pero, en realidad, el personaje de Peter Coyote es el reverso masculino de Andrea Caracortada, es la villanía encubierta, solapada, acechante.
“No he querido hacer crítica contra la prensa ni contra unos profesionales concretos, sino contra los llamados programas de reality show, en los que la capacidad de corrupción es tan grande que obliga a las gentes a vender hasta su dolor. Si te quitan el dolor, ya no te queda nada”, ha señalado Almodóvar sobre esta feroz crítica a los medios.
Manuel Barrientos y Federico Poore