1980 |
Francia
Le dernier métro
El último subte / El último metro
Director: François Truffaut
Reparto: Catherine Deneuve, Gérard Depardieu, Jean Poiret, Jean-Louis Richard
Periodismo como tema: Intermedio
IMDB: 7,3/10 |
Letterdbox: 3,7/5
N Oscar, N Golden Globes, G César
Durante la ocupación de París por las tropas alemanas, un grupo de actores trata de sacar adelante una obra de teatro. Nadie sospecha que, en el sótano del edificio, se oculta el director del grupo, un hombre de origen judío que desde su escondrijo dirige la obra a través de las indicaciones que da a su mujer.
París, 1942. En plena ocupación alemana, una compañía de teatro prepara la adaptación de una obra de origen noruego, “La desaparecida”. Perseguido por nazis y colaboracionistas, el director judío Lucas Steiner (Heinz Bennent) debe refugiarse en el sotano de la sala y desde allí brinda indicaciones para la puesta en escena por medio de su esposa Marion (Catherine Deneuve), quien es la única que conoce su verdadero paradero. Marion es una de las grandes figuras del cine francés y se ha reconvertido en la actriz central de la compañía. Entre la pareja y el actor en auge Bernard Granger (Gérard Depardieu) se formará el triángulo amoroso típico de las películas de François Truffaut.
En esa trama, el rol del periodismo ocupa un rol lateral pero fundamental: es el rostro del poder y la personificación del colaboracionismo francés con las fuerzas hitlerianas. Si la película es indulgente con buena parte de la sociedad parisina, es impiadosa con la figura del crítico teatral Daxiat (Jean-Louis Richard). “Soy una paradoja. Adoro el teatro. Vivo para ello y, sin embargo, la mayoría de la gente del teatro me odia”, admite Daxiat.
El crítico es la llave de acceso que permite (o impide) sortear el comité de censura del régimen, mientras aspira a convertirse en director de la Comedia Francesa. Director del semanario Je suis partout, también vocifera desde la radio mensajes que llaman a expulsar a todos los judíos de los teatros de Francia. Como señala Steiner desde las catacumbas, hasta los crucigramas incluyen mensajes antisemitas. Y, cuando la obra se estrena, Daxiat firma la única crítica negativa, aseverando que la puesta contiene “el nihilismo judaico que ya ha mancillado este teatro”.
Je suis partout fue un semanario profascista y antisemita, que tuvo una posición colaboracionista durante la ocupación nazi. Dejó de salir el 16 de agosto de 1944 y la mayoría de sus responsables fue condenado luego de la Liberación de París. Y la pelea entre Granger y Daxiat después de la publicación de su artículo está inspirada en un altercado que mantuvo el actor francés Jean Marais con un periodista luego de la prohibición de la pieza teatral Les Parents Terribles de Jean Cocteau.
Homenaje al teatro luego del tributo al cine llevado adelante con La nuit américaine (1973), es considerada la última gran obra de Truffaut. Según el propio director, el guión es una mixtura entre El diario de Anna Frank y To Be or Not to Be de Lubitsch.
Gran éxito de taquilla, fue nominada al Oscar y al Globo de Oro a la mejor película extranjera y obtuvo el récord de diez premios César de la Academia del Cine francesa, incluyendo a mejor largometraje, dirección, actor, actriz, guión original y a la exquisita dirección de fotografía de Néstor Almendros, que baña la cinta de tonos café, ocre y rojos. Además incluye imágenes en blanco y negro del cortometraje La Première Nuit (1958), que brindan contexto histórico al relato.
En esa trama, el rol del periodismo ocupa un rol lateral pero fundamental: es el rostro del poder y la personificación del colaboracionismo francés con las fuerzas hitlerianas. Si la película es indulgente con buena parte de la sociedad parisina, es impiadosa con la figura del crítico teatral Daxiat (Jean-Louis Richard). “Soy una paradoja. Adoro el teatro. Vivo para ello y, sin embargo, la mayoría de la gente del teatro me odia”, admite Daxiat.
El crítico es la llave de acceso que permite (o impide) sortear el comité de censura del régimen, mientras aspira a convertirse en director de la Comedia Francesa. Director del semanario Je suis partout, también vocifera desde la radio mensajes que llaman a expulsar a todos los judíos de los teatros de Francia. Como señala Steiner desde las catacumbas, hasta los crucigramas incluyen mensajes antisemitas. Y, cuando la obra se estrena, Daxiat firma la única crítica negativa, aseverando que la puesta contiene “el nihilismo judaico que ya ha mancillado este teatro”.
Je suis partout fue un semanario profascista y antisemita, que tuvo una posición colaboracionista durante la ocupación nazi. Dejó de salir el 16 de agosto de 1944 y la mayoría de sus responsables fue condenado luego de la Liberación de París. Y la pelea entre Granger y Daxiat después de la publicación de su artículo está inspirada en un altercado que mantuvo el actor francés Jean Marais con un periodista luego de la prohibición de la pieza teatral Les Parents Terribles de Jean Cocteau.
Homenaje al teatro luego del tributo al cine llevado adelante con La nuit américaine (1973), es considerada la última gran obra de Truffaut. Según el propio director, el guión es una mixtura entre El diario de Anna Frank y To Be or Not to Be de Lubitsch.
Gran éxito de taquilla, fue nominada al Oscar y al Globo de Oro a la mejor película extranjera y obtuvo el récord de diez premios César de la Academia del Cine francesa, incluyendo a mejor largometraje, dirección, actor, actriz, guión original y a la exquisita dirección de fotografía de Néstor Almendros, que baña la cinta de tonos café, ocre y rojos. Además incluye imágenes en blanco y negro del cortometraje La Première Nuit (1958), que brindan contexto histórico al relato.
Manuel Barrientos y Federico Poore