61
1939 |
Estados Unidos
Mr. Smith Goes to Washington
Caballero sin espada
Director: Frank Capra
Reparto: Claude Rains, James Stewart, Jean Arthur
Periodismo como tema: Intermedio
IMDB: 8,1/10 |
Letterdbox: 4,0/5
G Oscar
Un hombre ingenuo es nombrado para cubrir una vacante en el Senado de los Estados Unidos. Sus planes chocarán rápidamente con la corrupción política reinante.
Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, es electo senador por las fuerzas políticas y empresariales de un estado del oeste norteamericano, con el objetivo de utilizar su buena imagen pública y manipularlo sin obstáculos. Sin embargo, Smith presenta un proyecto de ley que choca contra los intereses del grupo que lo nominó. Así desatan una feroz maquinaria política, jurídica y mediática para desplazarlo del poder.
El film muestra cómo el influyente empresario Jim Taylor (Edward Arnold), dueño de los principales medios de comunicación de la región, manipula a su antojo los medios propios y presiona a los demás para que no publiquen las acciones de Smith. También ordena una campaña feroz para impedir que se distribuya su periódico comunitario. Al principio, los periodistas se burlan de Smith, aunque luego se ven atraídos por su idealismo. Con todo, se ven obligados a hacer lo que dicta Taylor.
Si bien Capra pone el foco sobre la corrupción del mundo político, empresarial y mediático, el gran héroe interpretado por Stewart es un periodista que accede a la política. Y da la batalla contra la corrupción con la principal arma de la democracia: la libertad de expresión. Su voz denuncia el entramado liderado por Taylor, y desde su periódico comunitario –distribuido por niños y adolescentes que lo apoyan, los Boys Rangers– intentan hacer frente a una maquinaria gigante. David contra Goliat en el Hollywood de los años dorados.
El personaje interpretado por Stewart no entiende las reglas de juego y no duda en desquitarse a las piñas, sale a buscar a cada uno de los periodistas en las calles y los golpea. Hasta se anima a ingresar al Club Nacional de Prensa y les reclama que digan la verdad. “¿Cuál es la verdad?”, le responden. Como ocurre en muchas películas de la época, el verdadero cerebro que logra el triunfo de Smith, ayudándole a cada paso e indicándole qué debe hacer, es una mujer: Clarissa Saunders (Jean Arthur), su secretaria, que incluso logra revertir la mirada de los periodistas acreditados en el Congreso, que poco a poco van mostrándose a favor de Smith pese a las manipulaciones de Taylor. La moraleja de Capra parece ser: para combatir los males y la corrupción del sistema democrático es necesario más democracia. Con todo, la película fue atacada por la prensa de Washington y principales políticos como “antinorteamericana” y “procomunista” por su descripción de la corrupción en el gobierno estadounidense. Fue prohibida en la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, la España de Franco y la URSS de Stalin.
Sidney Buchman, quien adaptó la novela “The Gentleman from Montana”, de Lewis R. Foster, es uno de los principales guionistas de los años dorados de Hollywood, con películas como The Right to Romance (1933), She Married Her Boss (1935), The King Steps Out (1936), Theodora Goes Wild (1936), Holiday (1938), The Talk of the Town (1942) y Jolson Sings Again (1949). Perseguido por el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes, reconoció su militancia comunista previa, pero se negó a dar nombres de sus compañeros de militancia. Fue multado, condenado a un año de sentencia suspendida y luego fue incluido en la lista negra por los jefes de los estudios de cine de Hollywood.
El film muestra cómo el influyente empresario Jim Taylor (Edward Arnold), dueño de los principales medios de comunicación de la región, manipula a su antojo los medios propios y presiona a los demás para que no publiquen las acciones de Smith. También ordena una campaña feroz para impedir que se distribuya su periódico comunitario. Al principio, los periodistas se burlan de Smith, aunque luego se ven atraídos por su idealismo. Con todo, se ven obligados a hacer lo que dicta Taylor.
Si bien Capra pone el foco sobre la corrupción del mundo político, empresarial y mediático, el gran héroe interpretado por Stewart es un periodista que accede a la política. Y da la batalla contra la corrupción con la principal arma de la democracia: la libertad de expresión. Su voz denuncia el entramado liderado por Taylor, y desde su periódico comunitario –distribuido por niños y adolescentes que lo apoyan, los Boys Rangers– intentan hacer frente a una maquinaria gigante. David contra Goliat en el Hollywood de los años dorados.
El personaje interpretado por Stewart no entiende las reglas de juego y no duda en desquitarse a las piñas, sale a buscar a cada uno de los periodistas en las calles y los golpea. Hasta se anima a ingresar al Club Nacional de Prensa y les reclama que digan la verdad. “¿Cuál es la verdad?”, le responden. Como ocurre en muchas películas de la época, el verdadero cerebro que logra el triunfo de Smith, ayudándole a cada paso e indicándole qué debe hacer, es una mujer: Clarissa Saunders (Jean Arthur), su secretaria, que incluso logra revertir la mirada de los periodistas acreditados en el Congreso, que poco a poco van mostrándose a favor de Smith pese a las manipulaciones de Taylor. La moraleja de Capra parece ser: para combatir los males y la corrupción del sistema democrático es necesario más democracia. Con todo, la película fue atacada por la prensa de Washington y principales políticos como “antinorteamericana” y “procomunista” por su descripción de la corrupción en el gobierno estadounidense. Fue prohibida en la Alemania de Hitler, la Italia de Mussolini, la España de Franco y la URSS de Stalin.
Sidney Buchman, quien adaptó la novela “The Gentleman from Montana”, de Lewis R. Foster, es uno de los principales guionistas de los años dorados de Hollywood, con películas como The Right to Romance (1933), She Married Her Boss (1935), The King Steps Out (1936), Theodora Goes Wild (1936), Holiday (1938), The Talk of the Town (1942) y Jolson Sings Again (1949). Perseguido por el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes, reconoció su militancia comunista previa, pero se negó a dar nombres de sus compañeros de militancia. Fue multado, condenado a un año de sentencia suspendida y luego fue incluido en la lista negra por los jefes de los estudios de cine de Hollywood.
Manuel Barrientos y Federico Poore