33
2014 |
Estados Unidos
Nightcrawler
Nightcrawler / Primicia mortal
Director: Dan Gilroy
Reparto: Bill Paxton, Jake Gyllenhaal, Kevin Rahm, Rene Russo, Riz Ahmed
Periodismo como tema: Central
IMDB: 7,8/10 |
Letterdbox: 4,0/5
N Oscar, N Golden Globes, N BAFTA
Un camarógrafo de noticias captura escenas de crímenes que luego vende a los canales de noticias, pero la búsqueda de nuevas primicias lo llevará a cruzar todos los límites éticos.
Louis “Lou” Bloom (Jake Gyllenhaal) es un ladrón de poca monta que encuentra una mejor fuente de ingresos como camarógrafo freelance, registrando accidentes y asesinatos que luego vende a los canales de noticias. Alentado por la ambiciosa productora Nina Romina (Rene Russo), Bloom irá empujando cada vez más los límites del oficio, sensacionalizando al extremo las situaciones que captura en video y desdibujando la línea que separa al periodista del psicópata.
Lo interesante del protagonista, que Gyllenhaal compone con maestría en uno de sus mejores papeles, es que se trata de un raro caso de antihéroe que termina saliéndose con la suya. Sus ojos grandes, su presencia incómoda y, sobre todo, su discurso con aires de emprendedorismo lo vuelven un fiel hijo de la época.
El film muestra a los grupos de camarógrafos como aves carroñeras corriendo detrás de tiroteos y siniestros viales. Uno de ellos es Joe Loder (Bill Paxton), a quien Lou encuentra trabajando una noche y aprovecha para preguntarle qué es exactamente lo que le está vendiendo a los canales locales de noticias. “It it bleeds, it leads” (“Si sangra, manda”), responde Loder. Como más tarde le amplía Nina, la productora de noticias matutinas de KWLA 6: “Nos interesan los crímenes, pero no todos los crímenes. Un robo de autos en Compton, por ejemplo, no es noticia, ¿o sí? Nuestros televidentes están más interesados en el crimen urbano que se infiltra en los suburbios”.
Lou aprende rápido, como él mismo le repite a sus interlocutores, y pronto descubre los gajes del oficio, reñido con las cuestiones éticas más elementales pero precario y sacrificado como pocos. Se trabaja de noche y a la madrugada; se usan vehículos propios para movilizarse y los equipos que uno mismo pueda procurarse; es posible que mucho del material registrado no sirva para nada y no termine siendo comprado por ningún canal de televisión. Este grupo de camarógrafos especializados en noticias policiales son literales “ambulance chasers”, apodo que ya circulaba en las películas sobre periodistas de la década del treinta. En cierta forma su profesión es, también, la de cineastas: a veces logran obtener imágenes “hermosas” -de muertes y accidentes- y, si la propia realidad no ayuda, siempre se puede echar una mano a la composición de la escena (del crimen). Una vez entregado el material, comienzan las deliberaciones entre los editores y jefes de noticias. Las objeciones de Frank Kruse (Kevin Rahm) sobre el material explícitamente gráfico que Lou acerca al canal parecen ser la única voz de la razón en un canal hambriento de rating y en un ambiente de feroz competencia entre canales.
“Luego de un arranque discreto, Nightcrawler se convierte en una sátira macabra y perversamente divertida sobre el periodismo, el mercado laboral y la cultura de la autoayuda”, escribió Henry Barnes en The Guardian.
Lo interesante del protagonista, que Gyllenhaal compone con maestría en uno de sus mejores papeles, es que se trata de un raro caso de antihéroe que termina saliéndose con la suya. Sus ojos grandes, su presencia incómoda y, sobre todo, su discurso con aires de emprendedorismo lo vuelven un fiel hijo de la época.
El film muestra a los grupos de camarógrafos como aves carroñeras corriendo detrás de tiroteos y siniestros viales. Uno de ellos es Joe Loder (Bill Paxton), a quien Lou encuentra trabajando una noche y aprovecha para preguntarle qué es exactamente lo que le está vendiendo a los canales locales de noticias. “It it bleeds, it leads” (“Si sangra, manda”), responde Loder. Como más tarde le amplía Nina, la productora de noticias matutinas de KWLA 6: “Nos interesan los crímenes, pero no todos los crímenes. Un robo de autos en Compton, por ejemplo, no es noticia, ¿o sí? Nuestros televidentes están más interesados en el crimen urbano que se infiltra en los suburbios”.
Lou aprende rápido, como él mismo le repite a sus interlocutores, y pronto descubre los gajes del oficio, reñido con las cuestiones éticas más elementales pero precario y sacrificado como pocos. Se trabaja de noche y a la madrugada; se usan vehículos propios para movilizarse y los equipos que uno mismo pueda procurarse; es posible que mucho del material registrado no sirva para nada y no termine siendo comprado por ningún canal de televisión. Este grupo de camarógrafos especializados en noticias policiales son literales “ambulance chasers”, apodo que ya circulaba en las películas sobre periodistas de la década del treinta. En cierta forma su profesión es, también, la de cineastas: a veces logran obtener imágenes “hermosas” -de muertes y accidentes- y, si la propia realidad no ayuda, siempre se puede echar una mano a la composición de la escena (del crimen). Una vez entregado el material, comienzan las deliberaciones entre los editores y jefes de noticias. Las objeciones de Frank Kruse (Kevin Rahm) sobre el material explícitamente gráfico que Lou acerca al canal parecen ser la única voz de la razón en un canal hambriento de rating y en un ambiente de feroz competencia entre canales.
“Luego de un arranque discreto, Nightcrawler se convierte en una sátira macabra y perversamente divertida sobre el periodismo, el mercado laboral y la cultura de la autoayuda”, escribió Henry Barnes en The Guardian.
Manuel Barrientos y Federico Poore