105
2019 |
Estados Unidos, Reino Unido, Suiza, China
Official Secrets
Secretos de Estado
Director: Gavin Hood
Reparto: Keira Knightley, Matt Smith, Matthew Goode, Rhys Ifans
Periodismo como tema: Intermedio
IMDB: 7,3/10 |
Letterdbox: 3,5/5
La traductora del gobierno británico Katharine Gun (Keira Knightley) filtra un e-mail clasificado que urge a espiar a miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para forzar una resolución apoyando la invasión a Irak. Enfrentándose a prisión, la mujer buscará defender sus acciones cueste lo que cueste.
Katharine Gun (Keira Knightley) trabaja como traductora para el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ), uno de los tres servicios de inteligencia del gobierno británico. Un día de enero de 2003, ella y otros colegas reciben un e-mail clasificado de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que llama a espiar a miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para forzar una resolución que apoye la invasión a Irak.
Enojada por el contenido del memo, Gun imprime una copia y se la hace llegar a un amiga con contactos en la prensa, que a su vez se la entrega al periodista de The Observer Martin Bright (Matt Smith) en una escena en un estacionamiento que no puede sino hacer referencia a All The President’s Men (1976).
El siguiente tramo del film ilustra el alboroto que genera la llegada de una información explosiva en crudo al interior de una redacción. El editor que duda (o que recuerda la postura del periódico en relación a la guerra y cómo esta potencial revelación choca con lo que el diario querría decir); los periodistas críticos que hacen fuerza porque la noticia se publique; las consultas al equipo de legales del periódico; el pedido de seguir investigando y las visitas a diferentes fuentes para que confirmen la veracidad del documento. Official Secrets muestra ese trabajo de manera metódica, tal vez demasiado prolija (no hay dead ends), hasta que a las pocas semanas The Observer finalmente se anima y publica la noticia en tapa.
La primicia produce dos terremotos en simultáneo. Uno, al interior del sistema de medios, donde canales de noticias de los Estados Unidos se desviven por contactar a Bright, el periodista que publicó el artículo (felicitado por todos a su ingreso a la redacción al día siguiente de su gran primicia), hasta que dan con un detalle que -según los canales de Estados Unidos- prueba que el memo es falso: la redacción es en inglés británico y no norteamericano (en una escena que le estruja el corazón a cualquiera que haya cometido una equivocación en un diario, pronto nos enteramos que se trató de un error de la correctora, que le pasó el corrector ortográfico al correo filtrado). El segundo terremoto tiene lugar al interior del GCHQ, donde comienza una caza de brujas por dar con la persona que filtró el documento. Luego de unos días en los que duda qué hacer, Knightley le confiesa a sus superiores que fue ella quien lo hizo. Inmediatamente queda detenida y, tras ser interrogada y liberada, pasa varios meses angustiosos en los que no sabe si el gobierno británico iniciará formalmente acciones legales en su contra.
Otro aspecto interesante del film en términos periodísticos es como el equipo de abogados que defiende a Gun se pone en contacto con Bright y le pasa pistas para que el periodista siga, a sabiendas de que cualquier descubrimiento relacionado podría ser beneficioso para ambas partes (para la defensa, porque debilita la postura del gobierno que busca enjuiciar a Gun; para el periodista, porque esa pista fresca puede significar nuevas notas exclusivas sobre el tema).
La película tuvo su estreno en el Festival de Sundance apenas dos días después que The Report (2019), otro film que tematiza la figura del whistleblower y su relación con la prensa tradicional. El actor galés Rhys Ifans, que venía de interpretar personajes que eran perseguidos por la prensa como los de Notting Hill (1998) y Danny Deckchair (2003), aquí encarna al periodista Ed Vulliamy, encargado de cubrir la previa de la invasión para The Observer a pesar de su postura abiertamente crítica hacia los gobiernos de Tony Blair y George W. Bush.
Enojada por el contenido del memo, Gun imprime una copia y se la hace llegar a un amiga con contactos en la prensa, que a su vez se la entrega al periodista de The Observer Martin Bright (Matt Smith) en una escena en un estacionamiento que no puede sino hacer referencia a All The President’s Men (1976).
El siguiente tramo del film ilustra el alboroto que genera la llegada de una información explosiva en crudo al interior de una redacción. El editor que duda (o que recuerda la postura del periódico en relación a la guerra y cómo esta potencial revelación choca con lo que el diario querría decir); los periodistas críticos que hacen fuerza porque la noticia se publique; las consultas al equipo de legales del periódico; el pedido de seguir investigando y las visitas a diferentes fuentes para que confirmen la veracidad del documento. Official Secrets muestra ese trabajo de manera metódica, tal vez demasiado prolija (no hay dead ends), hasta que a las pocas semanas The Observer finalmente se anima y publica la noticia en tapa.
La primicia produce dos terremotos en simultáneo. Uno, al interior del sistema de medios, donde canales de noticias de los Estados Unidos se desviven por contactar a Bright, el periodista que publicó el artículo (felicitado por todos a su ingreso a la redacción al día siguiente de su gran primicia), hasta que dan con un detalle que -según los canales de Estados Unidos- prueba que el memo es falso: la redacción es en inglés británico y no norteamericano (en una escena que le estruja el corazón a cualquiera que haya cometido una equivocación en un diario, pronto nos enteramos que se trató de un error de la correctora, que le pasó el corrector ortográfico al correo filtrado). El segundo terremoto tiene lugar al interior del GCHQ, donde comienza una caza de brujas por dar con la persona que filtró el documento. Luego de unos días en los que duda qué hacer, Knightley le confiesa a sus superiores que fue ella quien lo hizo. Inmediatamente queda detenida y, tras ser interrogada y liberada, pasa varios meses angustiosos en los que no sabe si el gobierno británico iniciará formalmente acciones legales en su contra.
Otro aspecto interesante del film en términos periodísticos es como el equipo de abogados que defiende a Gun se pone en contacto con Bright y le pasa pistas para que el periodista siga, a sabiendas de que cualquier descubrimiento relacionado podría ser beneficioso para ambas partes (para la defensa, porque debilita la postura del gobierno que busca enjuiciar a Gun; para el periodista, porque esa pista fresca puede significar nuevas notas exclusivas sobre el tema).
La película tuvo su estreno en el Festival de Sundance apenas dos días después que The Report (2019), otro film que tematiza la figura del whistleblower y su relación con la prensa tradicional. El actor galés Rhys Ifans, que venía de interpretar personajes que eran perseguidos por la prensa como los de Notting Hill (1998) y Danny Deckchair (2003), aquí encarna al periodista Ed Vulliamy, encargado de cubrir la previa de la invasión para The Observer a pesar de su postura abiertamente crítica hacia los gobiernos de Tony Blair y George W. Bush.
Manuel Barrientos y Federico Poore