
84
1952 |
Estados Unidos
Park Row
La voz de la primera plana
Director: Sam Fuller
Reparto: Bela Kovacs, Gene Evans, Herbert Heyes, Mary Welch
Periodismo como tema: Central
IMDB: 7,2/10 |
Letterdbox: 3,8/5
Phineas Mitchell (Gene Evans) es despedido de The Star y comienza su propio periódico, The Globe, pero el periodista enfrenta la feroz competencia de su antigua empleadora.
Corre el año 1886. El periodista Phineas Mitchell (Gene Evans) es echado de The Star por criticar los métodos poco éticos del periódico. Sus amigos lo defienden y ellos también pierden su empleo. Mientras ahogan sus penas en un bar, un conocido de nombre Charles A. Leach (Forrest Taylor) le ofrece ser socios y abrir su propio diario. Mitchell acepta y comienza a contratar a sus amigos, incluyendo al periodista veterano Josiah Davenport (Herbert Heyes) y al joven Rusty.
Al principio, Charity Hackett (Mary Welch), la joven dueña de The Star, ignora a su nuevo rival, pero pronto se preocupa por el estilo fresco y audaz de la publicación. En un momento determinado visita a Mitchell, que está trabajando tarde en la oficina, y le ofrece una fusión. Mitchell la besa pero rechaza su oferta. Enojada, Hackett le ordena a su subordinado que hunda a The Globe, usando todos los recursos a su disposición para cortar los suministros del periódico rival. La campaña va mucho más allá e incluye golpizas, ataques y destrucción de mobiliario. El diario parece condenado y Mitchell se emborracha hasta perder el conocimiento. La mañana siguiente, el happy ending: la propia Hackett provee la tecnología y el papel para poder sacar la próxima edición a la calle. Su antigua rival le anuncia al protagonista que ha decidido matar a The Star para que The Globe pueda florecer.
Park Row (el nombre de la calle donde se establecieron la mayor parte de los periódicos de Nueva York a fines del siglo XIX) es la película más personal de Samuel Fuller. El comienzo de su vida laboral, a la edad de 12 años, fue como copyboy en un diario, y a los 17 ya era un reportero de policiales hecho y derecho. En las redacciones perfeccionó el estilo duro y directo que lo acompañaría el resto de su carrera. La película abre con una lista de todos y cada uno de los 1.722 periódicos de los Estados Unidos. Park Row está dedicada a ellos. Se trata de la segunda película de 1952 en realzar el rol heroico de la prensa en los Estados Unidos, seis meses después de la (superior) Deadline - U.S.A.
Fuller se tomó grandes licencias poéticas a la hora de contar esta historia sobre los pioneros del periodismo moderno. No existió un tal Mitchell, The Globe es un diario ficticio, y la campaña de recaudación de fondos para la Estatua de la Libertad fue organizada por Pulitzer. El director reivindica el trabajo artesanal del periodismo, un trabajo físico y colaborativo, que implica tareas como planificar el boceto de la portada a mano alzada sobre un papel sucio y rugoso, a buscar las bobinas de papel, limpiar los tipos, idear y poner en marcha la linotipo o directamente agarrarse a golpes de puño para defender la libertad de prensa y noquear al saboteador bajo la estatua del omnipresente Benjamin Franklin. Quizás la película de los cincuenta que más idealiza el rol del periodismo, en una década donde también hubo miradas mucho más cínicas del oficio (Ace in the Hole, Sweet Smell of Success).
Si aquí el protagonista aspira a ser como Pulitzer y está dispuesto a dar su vida por ello, Fuller mostrará en la década siguiente, en Shock Corridor, un periodista que está dispuesto a dar la vida no por ser como Pulitzer sino simplemente por ganar un premio Pulitzer. Y el camino será aún más tortuoso y oscuro.
Al principio, Charity Hackett (Mary Welch), la joven dueña de The Star, ignora a su nuevo rival, pero pronto se preocupa por el estilo fresco y audaz de la publicación. En un momento determinado visita a Mitchell, que está trabajando tarde en la oficina, y le ofrece una fusión. Mitchell la besa pero rechaza su oferta. Enojada, Hackett le ordena a su subordinado que hunda a The Globe, usando todos los recursos a su disposición para cortar los suministros del periódico rival. La campaña va mucho más allá e incluye golpizas, ataques y destrucción de mobiliario. El diario parece condenado y Mitchell se emborracha hasta perder el conocimiento. La mañana siguiente, el happy ending: la propia Hackett provee la tecnología y el papel para poder sacar la próxima edición a la calle. Su antigua rival le anuncia al protagonista que ha decidido matar a The Star para que The Globe pueda florecer.
Park Row (el nombre de la calle donde se establecieron la mayor parte de los periódicos de Nueva York a fines del siglo XIX) es la película más personal de Samuel Fuller. El comienzo de su vida laboral, a la edad de 12 años, fue como copyboy en un diario, y a los 17 ya era un reportero de policiales hecho y derecho. En las redacciones perfeccionó el estilo duro y directo que lo acompañaría el resto de su carrera. La película abre con una lista de todos y cada uno de los 1.722 periódicos de los Estados Unidos. Park Row está dedicada a ellos. Se trata de la segunda película de 1952 en realzar el rol heroico de la prensa en los Estados Unidos, seis meses después de la (superior) Deadline - U.S.A.
Fuller se tomó grandes licencias poéticas a la hora de contar esta historia sobre los pioneros del periodismo moderno. No existió un tal Mitchell, The Globe es un diario ficticio, y la campaña de recaudación de fondos para la Estatua de la Libertad fue organizada por Pulitzer. El director reivindica el trabajo artesanal del periodismo, un trabajo físico y colaborativo, que implica tareas como planificar el boceto de la portada a mano alzada sobre un papel sucio y rugoso, a buscar las bobinas de papel, limpiar los tipos, idear y poner en marcha la linotipo o directamente agarrarse a golpes de puño para defender la libertad de prensa y noquear al saboteador bajo la estatua del omnipresente Benjamin Franklin. Quizás la película de los cincuenta que más idealiza el rol del periodismo, en una década donde también hubo miradas mucho más cínicas del oficio (Ace in the Hole, Sweet Smell of Success).
Si aquí el protagonista aspira a ser como Pulitzer y está dispuesto a dar su vida por ello, Fuller mostrará en la década siguiente, en Shock Corridor, un periodista que está dispuesto a dar la vida no por ser como Pulitzer sino simplemente por ganar un premio Pulitzer. Y el camino será aún más tortuoso y oscuro.
Manuel Barrientos y Federico Poore