123

1972 |
Francia, Italia

Sbatti il mostro in prima pagina

Noticia de una violación en primera página / Noticias de una violación en primera página

Director: Marco Bellocchio
Reparto: Carla Tatò, Fabio Garriba, Gian Maria Volontè, Jacques Herlin
Periodismo como tema: Central
star
IMDB: 7,3/10 |
Letterdbox: 3,8/5

Plataformas donde mirarla en tu país:

Milán, 1972. En un clima tenso de polarización política, el redactor en jefe de un diario de derecha busca culpar a un militante de izquierda por la violación y asesinato de una estudiante.
En un marco de fuerte polarización política, el editor en jefe de un diario conservador de Milán toma el caso de una estudiante asesinada y busca acusar a un activista de izquierda por el crimen.

Marco Bellocchio propone un juego de opuestos entre Giancarlo Bizanti (Gian Maria Volonté), editor en jefe del periódico Il Giornale, y el joven Roveda (Fabio Garriba), un cronista honesto y talentoso pero algo incómodo para la “política” del diario. “¿Quién es nuestro lector? Un hombre calmo, honesto, amante del orden, que trabaja, produce y crea riqueza. Pero también es un hombre harto. Sus hijos en vez de ir a estudiar hacen la guerrilla en las calles de Milán. Sus trabajadores son cada vez más prepotentes. El Gobierno no existe. Italia está en medio del caos. Él lee Il Giornale para encontrar una palabra serena y equilibrada. ¿Y qué encuentra? Su artículo, Roveda”, lo reta a su periodista durante una tensa reunión a solas. “Copié, palabra por palabra, su volanta y su título. ‘Desesperado gesto de un desempleado. Padre de cinco hijos se prende fuego.’ Bueno, no soy Umberto Eco y no quiero darle a usted una lección de semántica aplicada a los medios. Pero me parece claro que la palabra ‘desesperado’ está llena de valores polémicos. Si además se une a la palabra ‘desempleado’, ‘desesperado’... bueno, es una provocación. Y encima de eso, tira cinco huérfanos y un cadáver carbonizado al rostro de su pobre editor. ¿Quiere volverme loco? ¿Lo incendió a usted? ¿Arreglamos este título? Todos cometemos errores. Escriba. ‘Dramático suicidio…’”, lo instruye.

Acto seguido aparece el caso de la violación y muerte de la estudiante, y los editores se reúnen y discuten posibles ángulos para la noticia. “Ideales inciertos. Peligro seguro”, propone uno. “La estrategia de la violencia: otra vez sangre”, sugiere otro. “Los nihilistas de los ‘70”, intercede un tercero. La cámara completa la ronda mientras siguen las propuestas: “Los ataques antidemocráticos”, “Después de las molotov habrá más”, “El círculo se cerró: fascistas y ultraizquierdistas unidos por la dinamita”. Llegan las fotos del macabro hecho, y el editor se las pasa a los editores, con una advertencia: “No hagan como la otra vez, que pusieron en la misma página la colisión del avión en Palermo y el aviso de Alitalia.”

Bizanti ordena al joven Roveda que siga el caso pero le asigna como compañero de investigación al veterano Lauri, “para todo lo relacionado con doctores, policía, magistrados”. El jefe, a su vez, mantiene una relación fluida con el financista del periódico, el industrial milanés Montelli (John Steiner).

El diario recibe numerosas cartas de lectores, incluyendo una de una tal Rita Zigai (Laura Betti), una profesora de la escuela nocturna que frecuenta el ambiente de los grupos revolucionarios. El propio editor en jefe se apersona en el domicilio de Zigai y le intenta sacar información fingiendo empatizar con ella. Es así que obtiene unas declaraciones poco fiables y las explota con el objetivo de meter en problemas a un adversario, un militante de izquierda llamado Mario Boni (Corrado Solari). Bizanti insiste en culpar a Boni por el asesinato cuando está claro que Zigai mantuvo un romance con él y habla de puro despecho (incluso inventa supuestas declaraciones del militante para enojar aún más a la mujer). La policía y el periódico presionan para lograr que Boni “confiese” usando como únicas pruebas el dato poco fiable del portero de la escuela y las declaraciones de esta mujer celosa.

Como en Five Star Final (1931), otro film condenatorio del periodismo sensacionalista y manipulador, Bizanti es un editor en jefe que defiende a capa y espada unos “ideales” en los que no cree. De vuelta en su hogar, mientras su mujer y su hijo lo ven salir en la televisión, Bizanti no puede soportar que su esposa elogie lo que escucha: “¿Sabes que eres peor que esos idiotas que leen Il Giornale como si fuera la Biblia? ¿Es posible que tengas que quedarte, a pesar de todo, a pesar de los amigos, del dinero, de ser mi esposa, con tu mentalidad de esposa de empleado gubernamental? La verdad es que no sólo eres estúpida, sino que además le quemas la cabeza a mi hijo. ¿No entiendes que se espera una mentalidad un poco más evolucionada en la esposa de uno de los mejores editores en jefe de los periódicos italianos, en vez de esta mentalidad de lector promedio? ¿Cuándo comenzarás a entender este mundo, a entender la diferencia entre lo que decimos y lo que pensamos?”. La escena final del film es, de hecho, muy similar a la de Five Star Final: la imagen de una cloaca al aire libre, en este caso en el Naviglio Pavese.

La película no escapa al maniqueísmo del cine “militante” de la época, con pocas sutilezas y algunos trazos gruesos en los parlamentos. La mayor parte de los personajes declaman sus intenciones y juegan su papel con demasiada claridad: los villanos son de derecha y las víctimas son de izquierda. Así y todo, cierto sentido de urgencia, algunas dosis de humor y el marcado pesimismo la elevan por encima del promedio.

“Esta película, que Bellocchio heredó de otro director, hace pensar en un fresco pintado sólo en una pequeña parte y en el resto apenas esbozado”, escribió Alberto Moravia en L’Espresso. “Gian Maria Volonté, en el improbable papel de director del periódico, consigue sin embargo crear un personaje muy vivo, a la vez corrupto y consciente de su propia corrupción”.

En 1974, dos años después del lanzamiento de la película, el periodista Indro Montanelli lanzó un periódico de derecha que más tarde sería renombrado, justamente, como Il Giornale.

Manuel Barrientos y Federico Poore