140
2024 |
Reino Unido
Scoop
La gran exclusiva
Director: Philip Martin
Reparto: Billie Piper, Gillian Anderson, Keeley Hawes, Rufus Sewell
Periodismo como tema: Central
IMDB: 6,5/10 |
Letterdbox: 3,0/5
Narra la historia de cómo la BBC obtuvo la explosiva entrevista con el Príncipe Andrew sobre su amistad con el delincuente sexual Jeffrey Epstein.
Obtener una entrevista exclusiva con una figura pública no es sencillo, y mucho menos si esa figura acaba de ser salpicada por un escándalo. Tal es la premisa de Scoop, film que narra el detrás de escena de cómo un programa de la BBC consiguió un reportaje con el príncipe Andrés que precipitó su caída en el marco de fuertes acusaciones por su amistad con el pedófilo Jeffrey Epstein.
El contexto para el trabajo periodístico es de todo menos sencillo en el equipo de Nightline: la dirección de la BBC acaba de anunciar cientos de despidos y los periodistas acuden al canal de noticias sin saber cuánto tiempo más podrán conservar sus trabajos.
Sam McAlister (Billie Piper), una de las productoras del programa, ensaya un acercamiento con la oficina del duque de York, a cargo de la encargada de prensa Amanda Thirsk (Keeley Hawes). Periodista y prensera se miden pero de a poco muestran sus cartas: es obvio que el príncipe Andrés quiere coberturas livianas su rol en un programa real para jóvenes emprendedores, mientras que el canal quiere insistir sobre su relación con Epstein y una foto de una década atrás (obtenida por un avezado fotoperiodista en Nueva York, interpretado por Connor Swindells) que aún afecta la imagen pública del príncipe. El intento queda en un punto muerto hasta que Epstein es arrestado por el FBI y aparece muerto en su celda: Sam vuelve a encontrarse con la encargada de prensa y les "vende" la idea de que el príncipe va a tener que hablar tarde o temprano y qué mejor que en el programa que conduce Emily Maitlis (Gillian Anderson).
Se acuerdan las condiciones para el reportaje y los equipos de cada bando. "Dos sillas en el medio del salón, a dos metros de distancia", pide la Casa Real. "Es como un western", comentan los productores.
En el corazón del film está, obviamente, la entrevista en sí que la presentadora le hace al príncipe (Rufus Sewell), un duelo de estilos y estrategias que recuerda a Frost/Nixon (2008) y a la idea de reportaje como match de boxeo. Aunque el condimento extra en este film de Philip Martin (director de siete episodios de la serie The Crown) está dado por la mirada femenina. Emily Maitlis quiere esta entrevista porque -dice- cuando tuvo enfrente a Bill Clinton no se animó a preguntarle por Mónica Lewinsky. Este subtexto de mujeres valientes en los medios que se animan a denunciar abusos cometidos por hombres poderosos sigue la línea de otros films de la era #MeToo como Bombshell (2019), además de un énfasis en el impacto multiplicador de las redes sociales: no es sólo qué tan incisiva es la entrevista per se, sino el efecto que termina generando en audiencias más amplias. (La consideración general es que el príncipe reportaje dio un reportaje desastroso, y de hecho poco después de emitido el segmento renunció a la vida pública.)
Las críticas al film fueron poco entusiastas: muchos lo calificaron como una suerte de drama televisivo menor. "Lo que Scoop sí ofrece es el modesto placer -al que cualquier periodista es susceptible- de animar a un equipo de periodistas a conseguir una nota", escribió Ben Kenigsberg en el New York Times.
El contexto para el trabajo periodístico es de todo menos sencillo en el equipo de Nightline: la dirección de la BBC acaba de anunciar cientos de despidos y los periodistas acuden al canal de noticias sin saber cuánto tiempo más podrán conservar sus trabajos.
Sam McAlister (Billie Piper), una de las productoras del programa, ensaya un acercamiento con la oficina del duque de York, a cargo de la encargada de prensa Amanda Thirsk (Keeley Hawes). Periodista y prensera se miden pero de a poco muestran sus cartas: es obvio que el príncipe Andrés quiere coberturas livianas su rol en un programa real para jóvenes emprendedores, mientras que el canal quiere insistir sobre su relación con Epstein y una foto de una década atrás (obtenida por un avezado fotoperiodista en Nueva York, interpretado por Connor Swindells) que aún afecta la imagen pública del príncipe. El intento queda en un punto muerto hasta que Epstein es arrestado por el FBI y aparece muerto en su celda: Sam vuelve a encontrarse con la encargada de prensa y les "vende" la idea de que el príncipe va a tener que hablar tarde o temprano y qué mejor que en el programa que conduce Emily Maitlis (Gillian Anderson).
Se acuerdan las condiciones para el reportaje y los equipos de cada bando. "Dos sillas en el medio del salón, a dos metros de distancia", pide la Casa Real. "Es como un western", comentan los productores.
En el corazón del film está, obviamente, la entrevista en sí que la presentadora le hace al príncipe (Rufus Sewell), un duelo de estilos y estrategias que recuerda a Frost/Nixon (2008) y a la idea de reportaje como match de boxeo. Aunque el condimento extra en este film de Philip Martin (director de siete episodios de la serie The Crown) está dado por la mirada femenina. Emily Maitlis quiere esta entrevista porque -dice- cuando tuvo enfrente a Bill Clinton no se animó a preguntarle por Mónica Lewinsky. Este subtexto de mujeres valientes en los medios que se animan a denunciar abusos cometidos por hombres poderosos sigue la línea de otros films de la era #MeToo como Bombshell (2019), además de un énfasis en el impacto multiplicador de las redes sociales: no es sólo qué tan incisiva es la entrevista per se, sino el efecto que termina generando en audiencias más amplias. (La consideración general es que el príncipe reportaje dio un reportaje desastroso, y de hecho poco después de emitido el segmento renunció a la vida pública.)
Las críticas al film fueron poco entusiastas: muchos lo calificaron como una suerte de drama televisivo menor. "Lo que Scoop sí ofrece es el modesto placer -al que cualquier periodista es susceptible- de animar a un equipo de periodistas a conseguir una nota", escribió Ben Kenigsberg en el New York Times.
Manuel Barrientos y Federico Poore