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2015 |
Estados Unidos

Spotlight

Spotlight / En primera plana

Director: Tom McCarthy
Reparto: Brian d'Arcy James, Gene Amoroso, John Slattery, Liev Schreiber, Mark Ruffalo, Maureen Keiller, Michael Keaton, Rachel McAdams
Periodismo como tema: Central
star
IMDB: 8,1/10 |
Letterdbox: 4,0/5

G Oscar, G BAFTA, G Venecia, N Toronto, N Golde Globe

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Un reducido equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapa los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas del estado de Massachussets.
La sed de realismo produjo infinidad de películas basadas en hechos reales, pero en el campo del periodismo, en tiempos recientes, ninguna lo hizo tan bien como este film de Tom McCarthy. Reviviendo el costado más heroico del rol de la prensa en una sociedad democrática -como lo haría dos años más tarde Steven Spielberg en The Post-, Spotlight muestra el detrás de escena del grupo de periodistas del Boston Globe que destapó el mayor escándalo de pedofilia al interior de la Iglesia Católica y muestra lo que puede lograr un equipo de buenos profesionales a los que se les da tiempo y recursos. Por momentos amaga con ser una película muy televisiva, aunque el guión funciona como un relojito y las interpretaciones contenidas pero llenas de matices de Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams y Liev Schreiber hacen el resto.

El periodista David E. Kaplan, director ejecutivo de la Global Investigate Journalism Network, sostiene que Spotlight es “la película más convincente y profunda sobre periodismo de investigación desde All the President’s Men”. De acuerdo a su mirada, el filme deja una serie de lecciones acerca del ejercicio de la investigación periodística.

En primer lugar, evidencia el “olfato” del flamante editor ejecutivo del diario Ejecutivo Marty Baron (Liev Schreiber), un hombre ajeno a la élite de Boston, quien pide el seguimiento de un caso puntual de abuso sexual cometido por un sacerdote, y da paso a la elaboración de una hipótesis de trabajo por parte del staff: que la Iglesia toleraba y protegía el accionar de los sacerdotes pedófilos hasta un extremo mucho mayor de lo pensado. “Tenemos que centrarnos en la institución, no en los sacerdotes individuales. Muéstrenme que la iglesia manipuló el sistema para que estos tipos no tuvieran que enfrentar cargos, muéstrenme que volvieron a poner a esos mismos sacerdotes en las parroquias una y otra vez. Muéstrame que esto fue sistémico, que vino de arriba hacia abajo”, exige el director a su periodista. En esa línea, también se revela el carácter fundamental que tienen las fuentes expertas, como un investigador en temas de salud mental que les explica que la problemática se extiende a miles de sacerdotes y muchísimas víctimas a escala global.

Otra de las virtudes es cómo pone en valor el trabajo metódico de los reporteros en la búsqueda de diversos archivos de noticias, documentos judiciales e, incluso, de los directorios anuales de la arquidiócesis en los que figuran sacerdotes transferidos o ausentes por razones no argumentadas. Y, finalmente, uno de los grandes méritos de la película, que va contra la habitual costumbre del cine de Hollywood de construir héroes individuales, es la reconstrucción pormenorizada del trabajo en equipo de los periodistas, y cómo cada uno de ellas y ellos aporta sus diferentes habilidades, desde la capacidad de búsqueda de fuentes, entrevistas, manejo de datos, la escritura o la edición.

Ganó el Oscar a la mejor película, convirtiéndose en la primera obra que tiene al periodismo como tema central en lograrlo desde Gentleman's Agreement (1947). Ante la irrupción del magnate Donald Trump en la política partidaria, quien ganaría las elecciones presidenciales de Estados Unidos un año más tarde, el periodismo volvía a ser considerado como un contrapeso más que necesario para el sistema democrático.

Manuel Barrientos y Federico Poore