50
2009 |
Estados Unidos, Reino Unido, Francia
State of Play
Los secretos del poder / La sombra del poder
Tipo: Largometraje. Basada en la miniserie inglesa del mismo nombre
Director: Kevin Macdonald
Reparto: Ben Affleck, Helen Mirren, Rachel McAdams, Russell Crowe
Periodismo como tema: Central
IMDB: 7,1/10 |
Letterdbox: 3,3/5
Cuando la asesora de un congresista es asesinada, un periodista de Washington comienza a investigar el caso, que involucra a un viejo amigo de la universidad.
La asistente y amante de uno de los políticos del momento muere en extrañas circunstancias. Cal McAffrey (Russell Crowe), un veterano periodista de Washington D.C. y viejo amigo del congresista, se dispone a investigar un caso rodeado de conflictos de interés.
Un diálogo entre McAffrey y su editora Cameron Lynne (Helen Mirren) resume las tensiones existentes entre el periodista y la editora, y entre la editora y los nuevos propietarios del Washington Globe. El film deja en claro que los nuevos dueños intensificaron la orientación comercial del diario y que esa orden continúa hasta llegar al cronista en cuestión, al que se lo presiona para que largue algún detalle escandaloso sobre el congresista sospechado. No es menor el tema de los recursos ofrecidos por el medio: McAffrey dice que lleva más de una década y media con la misma computadora, pero que la nueva redactora de blogs Della Frye (Rachel McAdams) ya recibió una PC último modelo. “Ella tiene hambre de gloria, es barata y entrega notas a cada hora”, asegura Lynne. “Lo sé. Estoy sobrealimentado, soy muy caro y me tomo demasiado tiempo para escribir”, responde irónicamente McAffrey.
Al principio el trabajo en equipo resulta difícil (el periodista veterano no quiere compartir información con la novata y cuestiona sus enfoques) pero luego se arma un pequeño equipo de cuatro personas que trabaja contrarreloj para seguir exclusivamente este tema, es decir que el diario destina recursos (humanos) para producir la gran noticia. La editora les muestra titulares de otros medios para argumentar que el enfoque “profundo” que ellos quieren darle al caso les está haciendo perder la oportunidad de vender más diarios publicando pequeños escándalos cada día. Durante buena parte del metraje, la editora quiere no perderse la oportunidad de seguir el escándalo de la amante del congresista, pero hacia el final aprueba y celebra que el periódico haya publicado una investigación a fondo y desenmascarado una conspiración que involucra a políticos y grandes empresas.
El tema de la relación con las fuentes es uno de los aspectos más interesantes de la película, ya que McAffrey es un viejo amigo de la universidad del congresista Stephen Collins (Ben Affleck), lo cual deriva en numerosos conflictos de interés, que incluyen alojar a Collins cuando su esposa lo echa de la casa y mostrarle al político el video inédito de una fuente, sin contar el hecho -dicho por la editora pero no disputado por el periodista- de que McAffrey trata de mencionar al congresista lo más posible cuando está en campaña. Eso alimenta los intentos del congresista por jugar todo el tiempo la carta de la amistad (“¿le estoy hablando a un periodista o a un amigo?”).
Heredera menor de All The President’s Men (donde el periodista es presentado como héroe), State of Play es la primera película mainstream en ilustrar el comienzo del declive de la prensa escrita y posiblemente la primera en narrar los roces entre la edición impresa y la online (o en mostrar el tono específico, más liviano y opinionado, de los blogs políticos). La edición papel aparece como medida e informativa (al día siguiente de que la asesora aparece muerta, el titular del Washington Globe es un sobrio “Congressman Mourns Aide’s Death”) en contraste con el tratamiento sensacionalista de los noticieros o el blog del mismo diario.
Un diálogo entre McAffrey y su editora Cameron Lynne (Helen Mirren) resume las tensiones existentes entre el periodista y la editora, y entre la editora y los nuevos propietarios del Washington Globe. El film deja en claro que los nuevos dueños intensificaron la orientación comercial del diario y que esa orden continúa hasta llegar al cronista en cuestión, al que se lo presiona para que largue algún detalle escandaloso sobre el congresista sospechado. No es menor el tema de los recursos ofrecidos por el medio: McAffrey dice que lleva más de una década y media con la misma computadora, pero que la nueva redactora de blogs Della Frye (Rachel McAdams) ya recibió una PC último modelo. “Ella tiene hambre de gloria, es barata y entrega notas a cada hora”, asegura Lynne. “Lo sé. Estoy sobrealimentado, soy muy caro y me tomo demasiado tiempo para escribir”, responde irónicamente McAffrey.
Al principio el trabajo en equipo resulta difícil (el periodista veterano no quiere compartir información con la novata y cuestiona sus enfoques) pero luego se arma un pequeño equipo de cuatro personas que trabaja contrarreloj para seguir exclusivamente este tema, es decir que el diario destina recursos (humanos) para producir la gran noticia. La editora les muestra titulares de otros medios para argumentar que el enfoque “profundo” que ellos quieren darle al caso les está haciendo perder la oportunidad de vender más diarios publicando pequeños escándalos cada día. Durante buena parte del metraje, la editora quiere no perderse la oportunidad de seguir el escándalo de la amante del congresista, pero hacia el final aprueba y celebra que el periódico haya publicado una investigación a fondo y desenmascarado una conspiración que involucra a políticos y grandes empresas.
El tema de la relación con las fuentes es uno de los aspectos más interesantes de la película, ya que McAffrey es un viejo amigo de la universidad del congresista Stephen Collins (Ben Affleck), lo cual deriva en numerosos conflictos de interés, que incluyen alojar a Collins cuando su esposa lo echa de la casa y mostrarle al político el video inédito de una fuente, sin contar el hecho -dicho por la editora pero no disputado por el periodista- de que McAffrey trata de mencionar al congresista lo más posible cuando está en campaña. Eso alimenta los intentos del congresista por jugar todo el tiempo la carta de la amistad (“¿le estoy hablando a un periodista o a un amigo?”).
Heredera menor de All The President’s Men (donde el periodista es presentado como héroe), State of Play es la primera película mainstream en ilustrar el comienzo del declive de la prensa escrita y posiblemente la primera en narrar los roces entre la edición impresa y la online (o en mostrar el tono específico, más liviano y opinionado, de los blogs políticos). La edición papel aparece como medida e informativa (al día siguiente de que la asesora aparece muerta, el titular del Washington Globe es un sobrio “Congressman Mourns Aide’s Death”) en contraste con el tratamiento sensacionalista de los noticieros o el blog del mismo diario.
Manuel Barrientos y Federico Poore