40
2021 |
Estados Unidos, Alemania
The French Dispatch
La Crónica Francesa
Director: Wes Anderson
Reparto: Adrien Brody, Benicio Del Toro, Bill Murray, Elisabeth Moss, Frances McDormand, Jeffrey Wright, Léa Seydoux, Owen Wilson, Tilda Swinton, Timothée Chalamet
Periodismo como tema: Central
IMDB: 7,2/10 |
Letterdbox: 3,8/5
N Golden Globes, N BAFTA, N Cannes, N San Sebastián
El editor de una revista fallece y los periodistas del medio preparan un número final con artículos de ediciones pasadas.
Arthur Howitzer Jr. (Bill Murray), el editor en jefe de The French Dispatch muere de un ataque al corazón. Siguiendo lo indicado en su testamento, los periodistas de la revista preparan un número final con algunos de los mejores artículos que aparecieron en sus páginas.
El décimo largometraje del director Wes Anderson está estructurado como una revista, con su índice, su sección de viajes, un extenso reportaje en la sección cultural, una crónica política, el perfil de un chef, la página de comics y un obituario final sobre el respetado editor. Hay algo de nostalgia e idealismo en la manera en la que Anderson presenta a la revista -una suerte de The New Yorker basada en Francia, editada por el periódico Evening Sun de Liberty, Kansas-, aunque de entrada se aclara que el proyecto editorial conducido por Howitzer Jr. está financiado por el dueño del diario, que no es sino su padre. Como editor, Howitzer Jr. es generoso con sus periodistas, tolerando las abultadas cuentas corrientes y baja productividad de sus plumas estrella, aunque en ocasiones negocia con ellos la eliminación de párrafos redundantes o la inclusión de ideas que habían sido dejadas de lado.
En la primera de las extensas subhistorias que componen el film, la periodista y crítica de arte J.K.L. Berensen (Tilda Swinton) ofrece una charla en una galería de arte en la que narra la vida y obra de un artista maldito. El improbable destino de las obras de este artista francés -una galería en Kansas rodeada de girasoles y otros detalles agrestes- es acaso un reflejo, a menor escala, de la suspensión de la incredulidad que se exige de los espectadores que aceptan la posibilidad de que una prestigiosa e influyente revista cultural esté editada por un pequeño periódico del Midwest norteamericano.
En la segunda viñeta, la cronista Lucinda Krementz (Frances McDormand) cubre lo que parece ser un levantamiento estudiantil al estilo del Mayo Francés, pero involucrándose con sus fuentes (se acuesta con un joven estudiante). “Debo mantener la neutralidad periodística”, repite más de una vez, aunque no está claro que lo haga.
La tercera historia es presentada desde un estudio de televisión por Roebuck Wright (Jeffrey Wright), periodista del Dispatch, que aparece aquí en su rol de periodista estrella, citando de memoria un celebrado artículo.
Como han señalado diversos críticos, la película funciona como “una carta de amor al periodismo y a los periodistas”, ilustrada por la breve escena final donde los integrantes de la revista discuten acalorada pero amistosamente la manera en la que rendirle homenaje al editor fallecido, en una verdadera charla de redacción cuyo producto final no será un número más, sino el último.
El décimo largometraje del director Wes Anderson está estructurado como una revista, con su índice, su sección de viajes, un extenso reportaje en la sección cultural, una crónica política, el perfil de un chef, la página de comics y un obituario final sobre el respetado editor. Hay algo de nostalgia e idealismo en la manera en la que Anderson presenta a la revista -una suerte de The New Yorker basada en Francia, editada por el periódico Evening Sun de Liberty, Kansas-, aunque de entrada se aclara que el proyecto editorial conducido por Howitzer Jr. está financiado por el dueño del diario, que no es sino su padre. Como editor, Howitzer Jr. es generoso con sus periodistas, tolerando las abultadas cuentas corrientes y baja productividad de sus plumas estrella, aunque en ocasiones negocia con ellos la eliminación de párrafos redundantes o la inclusión de ideas que habían sido dejadas de lado.
En la primera de las extensas subhistorias que componen el film, la periodista y crítica de arte J.K.L. Berensen (Tilda Swinton) ofrece una charla en una galería de arte en la que narra la vida y obra de un artista maldito. El improbable destino de las obras de este artista francés -una galería en Kansas rodeada de girasoles y otros detalles agrestes- es acaso un reflejo, a menor escala, de la suspensión de la incredulidad que se exige de los espectadores que aceptan la posibilidad de que una prestigiosa e influyente revista cultural esté editada por un pequeño periódico del Midwest norteamericano.
En la segunda viñeta, la cronista Lucinda Krementz (Frances McDormand) cubre lo que parece ser un levantamiento estudiantil al estilo del Mayo Francés, pero involucrándose con sus fuentes (se acuesta con un joven estudiante). “Debo mantener la neutralidad periodística”, repite más de una vez, aunque no está claro que lo haga.
La tercera historia es presentada desde un estudio de televisión por Roebuck Wright (Jeffrey Wright), periodista del Dispatch, que aparece aquí en su rol de periodista estrella, citando de memoria un celebrado artículo.
Como han señalado diversos críticos, la película funciona como “una carta de amor al periodismo y a los periodistas”, ilustrada por la breve escena final donde los integrantes de la revista discuten acalorada pero amistosamente la manera en la que rendirle homenaje al editor fallecido, en una verdadera charla de redacción cuyo producto final no será un número más, sino el último.
Manuel Barrientos y Federico Poore