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1962 |
Estados Unidos
The Man Who Shot Liberty Valance
Un tiro en la noche / El hombre que mató a Liberty Valance
Director: John Ford
Reparto: Edmond O'Brien, James Stewart, John Wayne, Vera Miles
Periodismo como tema: Intermedio
IMDB: 8,1/10 |
Letterdbox: 4,1/5
N Oscar
El senador Ransom Stoddard, que se hizo famoso por matar a un notorio forajido, regresa para el funeral de un viejo amigo y cuenta la verdad sobre su hazaña. Dutton Peabody, el editor del periódico local, juega un papel importante en esa historia.
Otros westerns han mostrado a la prensa como símbolo de la civilización frente al salvaje Oeste, pero pocos hicieron foco en cómo ayudaron a moldear los mitos que sostienen a un país. El joven abogado Ransom Stoddard (James Stewart) llega a un pueblo invadido por un grupo de forajidos y desarrolla una atípica amistad con Tom Doniphon (John Wayne), el hombre duro del lugar. A su modo, ambos se enfrentan a Liberty Valance, el matón a sueldo de los grandes ganaderos de la región. Las distintas visiones de cada personaje sobre el rol de la violencia y la ley están llevadas la pantalla grande de manera magistral por John Ford, que reserva un lugar para el editor Dutton Peabody (Edmond O’Brien), que más allá de sus problemas con la bebida -tema recurrente en la imagen de los periodistas en el cine- se erige como “el perro guardián que aúlla contra los lobos” desde las polvorientas páginas de un diario local.
La trama comienza con el regreso en tren del avejentado senador Stoddard -junto a su esposa Hallie (Vera Miles)- a la ciudad de Shinbone, allí donde dio sus primeros pasos laborales y políticos, antes de ser electo gobernador y congresista por varios periodos. En la estación, un joven y atolondrado periodista del Shinbone Star desconoce a Stoddard, pero ante el aviso de otros parroquianos intenta conseguir una entrevista en exclusiva. El senador accede y se acerca a la redacción del diario, donde informa que ha vuelto al pueblo para asistir al funeral de Doniphon, un vaquero del Far West caído en desgracia. Los periodistas lo siguen a la casa velatoria y Stoddard comienza a relatar su pasado, ante la insistencia del editor del Star, Maxwell Scott (Carleton Young). De esta forma, la película se organiza por medio de esa entrevista a Stoddard, que habilita un extenso flashback en el que la historia personal del senador es también la historia de aquel pueblo antes de la llegada del ferrocarril y de su modernización.
Stoddard es un joven recién egresado de la Facultad de Derecho que llega a Shinbone cargado de libros y confianza civilizatoria. Constitución en mano, el recién llegado pregona los valores del sistema judicial y la democracia, alfabetiza a los adultos y lucha para que, con su derecho al voto, el pueblo logre constituir un Estado en ese territorio desértico. Su prédica política lo enfrenta a los grandes terratenientes, que quieren conservar una zona abierta, sin intervenciones estatales. Y, especialmente, a Liberty Valance (Lee Marvin), el matón a sueldo que defiende los intereses de los latifundistas y aterroriza a todos los pueblerinos. En realidad, a casi todos, porque Doniphon es el único que lo enfrenta en el terreno de la violencia y las armas.
En su gesta, el joven abogado tiene pocos aliados, y uno de ellos es el editor y fundador del Shinbone Star, Dutton Peabody, quien no duda en ofrecerle un trabajo en su periódico. Siempre alcoholizado y bohemio, Peabody es un cruzado por la libertad de prensa, a la que defiende por sobre todo, incluidas las amenazas de Valance. Cuando se reúnen en asamblea para votar los delegados del pueblo que deberán impulsar la creación del nuevo Estado, Stoddard y Peabody son los elegidos. Pero el periodista se niega en primera instancia.
Tan valiente como borracho, Peabody denuncia los crímenes de Valance y, cuando el forajido pierde en las elecciones, se anima a publicar un gran titular: “VALANCE DEFEATED”. La represalia es letal, porque el matón ingresa con sus esbirros a la redacción, deja al editor al borde de la muerte y destroza la imprenta. Ante la paliza a Peabody, el personaje de Stewart se ve obligado a retar a duelo a Liberty y desafiarlo en su propio terreno: el de las armas. El enfrentamiento marca, en cierto modo, las limitaciones de la fe de Stoddard en el poder de las palabras y las leyes.
En el espesor de la noche, se lleva a cabo el duelo y, contra lo previsto, Stoddard mata a Valance. El joven universitario se transforma en el héroe del pueblo y al poco tiempo es electo senador. Pero en la entrevista que le brinda al Star varias décadas más tarde, Stoddard reconoce que no fue él quien mató a Valance. Doniphon fue quien acertó con su rifle sobre el cuerpo del forajido, pero le brindó el honor de esa muerte a Stoddard y se corrió a un segundo plano porque sabía que su pueblo necesitaba un nuevo tipo de héroe.
Ante la mirada atónita del senador, el editor Maxwell Scott rompe los apuntes que había tomado y pronuncia una frase que queda en la historia del cine. "You're not going to use the story, Mr. Scott?", pregunta Stoddard. "No, sir. This is the West, sir", responde Scott. "When the legend becomes fact, print the legend."
Basada en un relato corto de Dorothy M. Johnson, esta obra crepuscular de Ford revisa de forma crítica las características del western, el género al que le entregó sus mejores filmes. Así, pone en duda los mitos fundadores de la gesta civilizatoria en los Estados Unidos y brinda una mirada compleja y llena de matices sobre el rol del periodismo.
En la puesta en escena, el director hace de la necesidad virtud, porque ante los recortes presupuestarios de la Paramount, utiliza de forma ejemplar la fotografía en blanco y negro, aprovechando a la perfección los claroscuros para las escenas del duelo.
Calificada en su momento como una película menor en la filmografía de Ford, hoy está considerada como una de sus obras más importantes. Sergio Leone afirmó que es su filme favorito del director norteamericano, porque “fue la única película en la que [Ford] aprendió algo llamado pesimismo”. El crítico Richard Brody, del New Yorker, aseguró que se trata de “la mejor película política estadounidense” y fundamentó: “El western es intrínsecamente el género cinematográfico más político porque, al igual que la 'República' de Platón, se ocupa de la fundación de ciudades y representa las diversas funciones abstractas del gobierno como acciones físicas directas”.
Manuel Barrientos y Federico Poore