72
1940 |
Estados Unidos
The Philadelphia Story
Historias de Filadelfia / Pecadora equivocada
Director: George Cukor
Reparto: Cary Grant, James Stewart, Katharine Hepburn, Ruth Hussey
Periodismo como tema: Central
IMDB: 7,9/10 |
Letterdbox: 4,0/5
G Oscar
Una joven aristócrata está a punto de casarse por segunda vez. Sin embargo, la llegada de su ex marido y de una pareja de periodistas altera sus planes.
La mansión de la familia Lord se prepara para celebrar la segunda boda de Tracy Lord (Katharine Hepburn) con el millonario George Kittredge (John Howard). Para inmortalizar la celebración, una pareja de periodistas, el cronista Macauley Connor (James Stewart) y la fotógrafa Elizabeth Imbrie (Ruth Hussey), son invitados por C.K. Dexter Haven (Cary Grant), el primer marido de Tracy y editor de la revista Spy. Hay varias menciones despectivas al trabajo del fotoreportero. Imbrie señala: “No puedo darme el lujo de odiar a nadie. Solo soy una fotógrafa”. Cuando se les informa que deberán cubrir una boda de la alta sociedad, Connor busca negarse: "Es degradante, indigno". "Más degradante es tener el estómago vacío", acota su colega.
Connor es el prototipo del escritor que se ve obligado a dedicarse al periodismo por cuestiones económicas. Se lo muestra culto, ligado al mundo de los libros, incluso improvisando en un piano cuando llega a la mansión. Tracy Lord es astuta, y rápidamente descubre que Connor e Imbrie son periodistas de Spy (a diferencia de otras películas de la época, los periodistas no trabajan en un diario, sino en una revista de interés general). Se lo plantea a Haven, quien lo reconoce y le explica que en realidad son víctimas de un chantaje de Sydney Kidd, el director de la revista, que conoce el flirteo del padre de Tracy con una bailarina. A cambio de que no se difunda esa información, Tracy debe aceptar que los periodistas cubran el día de su boda. Ella se molesta por verse obligada a convivir con periodistas y tener que soportar “ese tono de superioridad” de los reporteros. “Papá y mamá no permiten periodistas. ¿Se imaginan a hombres adultos cayendo tan bajo?”, dice Tracy Lord. Y, pese a que tanto Connor como Imbrie son personas “de buen corazón”, un periodista es el verdadero villano de la película: Sidney Kidd. Los periodistas son personas que hurgan en vidas ajenas, sin importar el derecho a la intimidad. Y Kidd -de presencia siempre latente, aunque casi no aparece en el film- va más allá, chantajeando a todos, no solo a los Lord, sino también a Haven. Sin embargo, son los periodistas (Haven y Connor) los que desbaratan los planes de Kidd, pagándole con la misma moneda a través de una práctica extorsiva.
La vida de los periodistas, sin embargo, es dura. Connor da cuenta una y otra vez de las penurias que le genera su trabajo en la prensa, mientras Tracy Lord le muestra los jardines y la piscina de su mansión y le ofrece su casa en las colinas para que escriba sus próximos libros con tranquilidad. Connor muestra sus prejuicios ante la aristocracia, aunque luego se enamora de Tracy. El final es también emblemático. Mientras celebran el rematrimonio de Tracy y Haven, un fotógrafo copa la escena y captura el beso de ambos. Otra vez la invasión a la intimidad.
Adaptación de una obra teatral de gran éxito, The Philadelphia Story sacudió las boleterías de las salas de cine, marcando varios récords. Fue la quinta película más popular en la taquilla norteamericana en 1941 y recaudó un total de USD 3,3 millones a partir de un presupuesto de USD 941 mil.
Connor es el prototipo del escritor que se ve obligado a dedicarse al periodismo por cuestiones económicas. Se lo muestra culto, ligado al mundo de los libros, incluso improvisando en un piano cuando llega a la mansión. Tracy Lord es astuta, y rápidamente descubre que Connor e Imbrie son periodistas de Spy (a diferencia de otras películas de la época, los periodistas no trabajan en un diario, sino en una revista de interés general). Se lo plantea a Haven, quien lo reconoce y le explica que en realidad son víctimas de un chantaje de Sydney Kidd, el director de la revista, que conoce el flirteo del padre de Tracy con una bailarina. A cambio de que no se difunda esa información, Tracy debe aceptar que los periodistas cubran el día de su boda. Ella se molesta por verse obligada a convivir con periodistas y tener que soportar “ese tono de superioridad” de los reporteros. “Papá y mamá no permiten periodistas. ¿Se imaginan a hombres adultos cayendo tan bajo?”, dice Tracy Lord. Y, pese a que tanto Connor como Imbrie son personas “de buen corazón”, un periodista es el verdadero villano de la película: Sidney Kidd. Los periodistas son personas que hurgan en vidas ajenas, sin importar el derecho a la intimidad. Y Kidd -de presencia siempre latente, aunque casi no aparece en el film- va más allá, chantajeando a todos, no solo a los Lord, sino también a Haven. Sin embargo, son los periodistas (Haven y Connor) los que desbaratan los planes de Kidd, pagándole con la misma moneda a través de una práctica extorsiva.
La vida de los periodistas, sin embargo, es dura. Connor da cuenta una y otra vez de las penurias que le genera su trabajo en la prensa, mientras Tracy Lord le muestra los jardines y la piscina de su mansión y le ofrece su casa en las colinas para que escriba sus próximos libros con tranquilidad. Connor muestra sus prejuicios ante la aristocracia, aunque luego se enamora de Tracy. El final es también emblemático. Mientras celebran el rematrimonio de Tracy y Haven, un fotógrafo copa la escena y captura el beso de ambos. Otra vez la invasión a la intimidad.
Adaptación de una obra teatral de gran éxito, The Philadelphia Story sacudió las boleterías de las salas de cine, marcando varios récords. Fue la quinta película más popular en la taquilla norteamericana en 1941 y recaudó un total de USD 3,3 millones a partir de un presupuesto de USD 941 mil.
Manuel Barrientos y Federico Poore