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1998 |
Estados Unidos

The Truman Show

El show de Truman (Una vida en directo) / The Truman Show

Director: Peter Weir
Reparto: Ed Harris, Jim Carrey, Laura Linney, Noah Emmerich
Periodismo como tema: Lateral
star
IMDB: 8,1/10 |
Letterdbox: 4,1/5

N Oscar, G Golden Globes, G BAFTA

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Un bebé es adoptado por una corporación para registrar su vida en directo. El reality show convoca a grandes audiencias de todo el mundo.
El desarrollo tecnológico permitió la creación de mecanismos cada vez más sofisticados de control y vigilancia social. La miniaturización de las cámaras es utilizada por películas como The Truman Show para narrar la historia de una persona cuya vida es monitoreada y emitida a millones de televidentes. Jim Carrey interpreta a Truman Burbank, la primera persona adoptada por una corporación para ser filmada durante toda su vida. De manera inconsciente, es el protagonista de un reality show. La ubicuidad de las cámaras ocultas es manifiesta: hay cámaras en el auto, en los negocios, en cada sector que recorre Truman. Los avisos del programa promocionan la utilización de 5.000 cámaras.

La publicidad del show que abre la película indica: “Toda una vida humana grabada en una intrincada red de cámaras ocultas y difundida en vivo y sin correcciones. Veinticuatro horas diarias, siete días a la semana, para un público de todo el mundo. Desde Seaheaven Island, en el estudio más grande que jamás se haya construido y junto con la Muralla China, una de las dos estructuras visibles desde el espacio. Y ahora en su 30º año, ¡El Show de Truman!”.

En la escena siguiente, el productor del programa, que recibe el explícito nombre de Christof (Ed Harris), señala: “Estamos hartos de ver a actores con emociones falsas. Hartos de ver pirotecnia y efectos especiales. Mientras que el mundo que habita es, en cierto sentido, falso, no hay nada de falso en Truman. No hay guiones ni pizarras con indicadores. Es genuino, es una vida”. Tanto la publicidad como las declaraciones del productor subrayan la idea de que la verosimilitud del reality show se basa en la tecnología que permite la transmisión en directo y la utilización de miles de microcámaras escondidas. Ambos artificios posibilitan, según sostiene Christof, el surgimiento de la “verdad”.

En el resumen semanal del programa, denominado “Tru-talk”, los espectadores indagan y discuten sobre las cuestiones que surgen en el espectáculo. Promovido como un espacio democrático de intervención, allí el público puede realizar preguntas al productor. Cuando lo interrogan sobre por qué Truman nunca descubrió la verdad, el productor explica que se debe a que “aceptamos la realidad del mundo tal como nos las presentan”. El mundo, afirma el productor, “es un lugar enfermizo”. Seaheaven (el gran estudio de televisión desde donde se transmite la “vida” de Truman), en cambio, “es cómo debería ser el mundo”. Así, el productor presenta un espacio público amenazante y ajeno a la “gente”. La televisión, en cambio, es el lugar en el cual refugiarse. Sólo vale la pena refugiarse en el cálido hogar.

De todas maneras, el engaño comienza a evidenciarse cuando Truman advierte la caída de un reflector del “cielo”. Pronto, la radio informa que se cayó una pieza de un avión. Pero la situación se complica porque Truman quiere viajar a Fiji, ya que recuerda que Sylvia, una chica de la que se había enamorado, vive en esas islas. En realidad, la joven fue despedida porque intentó contarle la verdad. Para impedir el viaje, los productores anulan las reservas y quieren aterrorizarlo, mostrando una cantidad exorbitante de accidentes aéreos. Sin embargo, Truman quiere irse, “ver el mundo” porque advierte lo rutinario de su vida, en la que todos los días pasan los mismos extras por los mismos escenarios.

Finalmente, Truman logra escapar del control y en los demás medios surge el rumor de la muerte del protagonista. El rating comienza a subir, aunque en pantalla sólo aparece la advertencia de fallas técnicas. Tras una larga búsqueda, los productores lo encuentran en el mar y Christof provoca una tormenta para que regrese. Igualmente Truman se rebela y continúa su viaje hasta que choca contra el borde del estudio, donde encuentra una puerta. Entonces, Christof decide hablar con Truman. El productor es una voz en off omnipresente, omnividente y omnisapiente que se presenta como “el creador de un programa de televisión que da esperanza y dicha e inspiración a millones de personas”. Truman, sin embargo, decide irse y encontrarse con Sylvia. La última escena muestra el cinismo del filme. Unos espectadores comentan: “¿Qué haremos ahora?”. “¿Qué otra cosa hay? Miremos la guía de tevé”. Es decir, si el héroe de la ficción logra escapar al control ejercido por las grandes corporaciones, no sucede lo mismo con los espectadores que, en forma mayoritaria, por un lado, son cómplices del engaño; y, por otro, consienten alegremente el control que a través de la televisión las corporaciones ejercen sobre ellos.

Manuel Barrientos y Federico Poore