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2000 |
España, Perú

Tinta roja

Tinta roja

Director: Francisco J. Lombardi
Reparto: Fele Martínez, Gianfranco Brero, Giovanni Ciccia
Periodismo como tema: Central
star
IMDB: 7,1/10 |
Letterdbox: 3,6/5

G San Sebastián, G La Habana

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Un joven aspirante a escritor consigue trabajo como pasante en el periódico sensacionalista El Clamor.
El director peruano Francisco Lombardi entrega uno de los filmes más importantes sobre el oficio del periodismo rodados en América latina.

Basada en la novela homónima del chileno Alberto Fuguet, narra la historia de un joven estudiante de periodismo que, para graduarse, debe trabajar como pasante en el diario limeño Clamor, caracterizado por su sensacionalismo. Más que triunfar en el mundo de la prensa, Alfonso quiere ser escritor y, pese a sus deseos de tener un paso amable por la sección de cultura y espectáculos, recae en Policiales. Allí conoce a su jefe de sección, el duro y experimentado Faundez (notable actuación de Gianfranco Brero), quien lo apoda “Varguitas” por sus pretensiones literarias (en referencia a Mario Vargas Llosa) y trata de iniciarlo en el oficio. “Yo no estudié ni mierda y sé más que toda su generación junta. El periodismo, como la prostitución, se aprende en la calle. La Universidad acabó con los periodistas”, le dispara. Alfonso viste de traje y no toma alcohol ni fuma; y Faundez también se encarga de romper con esa pulcritud de niño bien.
Junto a un fotógrafo tan parco como adicto a todas las imágenes cruentas que pueda capturar con su cámara, Faundez y Alfonso salen a la calle en busca de “cadáveres calentitos” en una furgoneta conducida por “Van Gogh”, un querible personaje que ametralla con citas literarias a modo de consejos para quien los necesite. Alfonso vomita cuando ve al primer muerto y duda en hablar con la viuda. Faundez lo apuntala y le enseña a escribir crónica roja. “Esto es literatura, quiero una historia. Que se vayan a la concha de su madre todos tus profesores mediocres. Quiero que el lector se identifique, piense que le podría haber ocurrido a él. Hay que imaginarse, ponerse en situación, darle vida y color. Cuantos más adjetivos, mejor”, le impone.
En esta historia de iniciación y ascenso, Alfonso comienza a admirar a su jefe y parece disfrutar de las noticias que cubre, de su aspecto macabro y truculento. “En Policiales se cubre la vida social de los pobres, se hacen famosos por un día, los tratamos como estrellas”, le dice Van Gogh. Así, el pasante llega a firmar por primera vez una nota, como premio de Faundez a su nuevo estilo narrativo. Al igual que en El mismo amor, la misma lluvia hay una suerte de enfrentamiento entre el periodismo de vieja escuela -sensacionalista, duro y cínico, mal pago, de arreglos “leves” con la policía y algunos comerciantes, pero con “códigos”- y el nuevo periodismo representado por “Varguitas”, que no quiere compartir sus primicias y no duda en mandar al frente a un familiar implicado en un acto de corrupción o violar la intimidad del propio Faundez.
Aquí, sin embargo, hay margen para la redención del personaje, quien pese a completar el círculo, convirtiéndose en jefe de la sección y recibiendo un nuevo pasante mientras fuma un cigarrillo, decide renunciar y dedicarse a la literatura.

Manuel Barrientos y Federico Poore