Una de las nuevas reseñas de este mes aborda al periodismo como manera de ganarse la vida. Dance, Fools, Dance (1931) -de ella hablamos- narra la historia de dos hermanos de la alta sociedad, Bonnie y Rodney (Joan Crawford y William Bakewell) que se ven obligados a ganarse el pan luego de que su padre dilapidara su fortuna en la crisis del ’29. Bonnie (Crawford) termina como redactora de un periódico y pronto se le encarga investigar un asesinato que la conduce hacia su hermano Rodney. «Todo lo que tengo es mi reputación», dice el personaje de Crawford en este film dirigido por Harry Beaumont y con la actuación estelar de un joven Clark Gable.
También de la era pre-code se suma la ficha de Blessed Event (1932), una divertídisima comedia con Lee Tracy en la piel de un periodista de cotilleos de Nueva York que aprovecha su temida columna de chimentos para ascender en el Daily Express. El personaje del protagonista se basa en la figura de Walter Winchell y tematiza el creciente interés de los periódicos comerciales por las historias sensacionales o livianas.
A color y sesenta años más tarde tenemos Soldado universal (1992), film de acción de Roland Emmerich con un papel bastante central de Ally Walker como la periodista televisiva Veronica Roberts, que investiga un proyecto militar secreto junto a su camarógrafo.
Mucho menos interesante, al menos desde el punto de vista cinematográfico, es Cohen vs. Rosi (1996), un ejemplo del grotesco argentino donde bien a tono con el clima de época hay un multimedios que posee una revista y un canal de cable desde el cual se propagan operaciones de prensa contra empresarios y políticos.
Más cerca en el tiempo, Whiskey Tango Foxtrot (2016) narra la historia de una periodista de Nueva York (la comediante Tina Fey) que acepta la oferta del canal para el cual trabaja para viajar a Afganistán como corresponsal de guerra y que al poco tiempo empieza a preguntarse qué es realmente lo que está haciendo allí.
Joaquin Phoenix interpreta a un periodista radial en C’mon C’mon (2021), film de diálogos francos y honestos que tematiza la tensión entre vida profesional y personal cuando el protagonista se ve obligado a hacerse cargo durante un tiempo de su sobrino de ocho años. Por último, la recientemente estrenada Ferrari (2023) del maestro Michael Mann -director también de la recordada The Insider (1999)- muestra a hordas de periodistas siguiendo al atribulado Enzo Ferrari (Adam Driver) mientras intenta evitar la quiebra y ganar la Mille Miglia. Incluso hay algún acuerdo poco ético entre el empresario y uno de estos periodistas (Andrea Dolente). Si bien algo lateral, es una mirada poco halagadora sobre el oficio.